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Mostrando las entradas de febrero, 2021

Tan puto

Hace durlock en obras de Puerto Madero. Se queja de que son unos miserables que, aunque estén llenos de guita, nunca les pagan a tiempo. Pero no le ha faltado laburo. Le digo que se sienta cómodo, como en su casa. El se ríe "si estuviera como en mi casa, ya me estarían insultando". Este se toca los huevos todo el tiempo, me dice que en su casa lo hace todo tiempo, cuando mira la tele, por ejemplo. Es fanático de Iron Maiden, ya los fue a ver ocho veces. Tiene tatuados los nombres de sus hijos en los brazos, otro más. Es muy común, esto. También vi uno que tenía tatuado en la cerviz, debajo del cuello y entre firuletes, "mamá". Le gusto, se lo veo en los ojos. Al principio de todo, antes de ponerle aceite a él, me pongo aceite yo, en el pecho y en el abdomen y los ojos le brillan cuando lo hago. El masaje dura poco, me doy cuenta que le cabe la adoración de pies, cuando le pido que apoye su pie en mi pecho y al toque se le pone gomosa, así que le propongo hacerle el ...

Ritmo anal

Es divino, pero piensa que nunca más ninguna mujer se va a fijar en él. Tiene el corazón roto, como yo. Hablamos largo y tendido acerca de nuestras heridas. A veces es más fácil hablar con un masajista de tus sentimientos profundos, que con cualquier conocido. No voy a entrar en detalle acerca de lo que hablamos, no quiero traicionarlo, pero son las cosas que conocen todos quienes hayan sufrido por amor. Y en un punto, conectamos. Nuestros sufrimientos se parecen. No me detengo mucho en los pies, porque tienen hongos, aunque son pies muy bonitos, un par de besos ligan. Es lector de estos relatos, así que ya sabe las cosas que hago. "Conocés el catálogo" le digo "ya sabés qué me podés pedir". No hace falta que lo toque mucho para que se le pare por completo. Su erección es formidable, de persona joven, llena de vitalidad. Esto siempre me maravilla, no me maravilla la pija en sí, la erección es lo que me asombra y me llena de alegría interna. No tiene reparo en mirarm...

Me lo mandó la novia

 Es bajito, bien vestido y está nervioso. Antes de sacarse la ropa, se frota las manos y me pregunta "explicame cómo va a ser esto". Es raro, porque lo acabamos de hablar por teléfono. Igual se lo repito y le ofrezco una percha, por si quiere colgar la ropa. Se saca la ropa y se acuesta desnudo en la camilla y me cuenta que desde que está saliendo con una novia mucho menor que él, muchos prejuicios que él tenía se los ha empezado a sacar de la cabeza. No le pregunto la edad, pero ha pasado ampliamente los sesenta años. Y la novia lo debe estar matando a polvazos. He conocido casos así. Por las contracturas de uno de los pies juraría que está, de a poco, incubando una insuficiencia cardíaca. Le pregunto si tiene problemas de corazón y me dice que no, así que lo dejo ahí y no vuelvo a sacar el tema. Ha sido a partir de una serie de charlas y planteos de la novia que finalmente se ha decidido a tener una experiencia con un masajista varón. No le importa tanto el masaje, sino el ...

Librero freak

Todavía me río. Me había pedido un tratamiento serio de drenaje linfático en pies y piernas. "Pero que sea serio. El dolor no me deja dormir". Así que repasé los apuntes, para refrescarme los puntos sensibles y le hice una mezcla especial de aceite para el caso. Vive de noche y quería a las 3 de la mañana, pero lo aterraba el barrio. Quedamos que me llamaba a las 5, para pasar a las 6, cuando le aseguré que a esa hora estaba todo bien. Ya había venido otra vez conmigo, hacía varios años, pero yo ni ahí que me acuerdaba de él. Me pidió que corriera las cortinas, así no había mucha luz, porque era la 2da vez que venía con un masajista varón, y le daba vergüenza, la 1ra vez había sido aquella otra sesión conmigo.  Cuando se desnudo vi que no tenía ni las piernas ni los pies demasiado hinchados, pero sí una chota grande y circuncidada. Igual le hice el drenaje como hay que hacerlo, pero él se impacientó y me acalaró que, en realidad, donde le molestaba era en el muslo interno, ha...

Adoración de los pies del motoquero

 Siempre ha vuelto. No muy seguido. Pero cuando lo hace, para mí es una celebración. Es el tipo de pibe que me hace reafirmar mi vocación de servicio a los hombres. Viene desde que él todavía tenía esperanzas de entrar a las ligas menores de fútbol y de esto hace ya muchos años, posiblemente cuatro o más. Si hubiera llevado una crónica desde entonces, podría saberlo. Ahora se hizo motoquero. Y me cuenta de la libertad que siente cuando anda con su moto por la ciudad. De cómo él, aunque haga un calor de morirse en Buenos Aires, encima de la moto siente el aire fresco en su cara. Hace mucho que no nos vemos, porque por esto de la pandemia yo me había borrado por bocha de tiempo de la ciudad, yéndome a vivir un amor que, para mi desconsuelo, se terminó. Me resalta el hecho de que ahora tiene las piernas depiladas, porque la obra social le reconoció el tratamiento y el aprovechó la ocasión, no por nada estético, aclara, sino porque le molestaban tantos pelos cuando andaba en moto. Se m...

Colectivero

 Yo les digo que era un colectivero y a alguno de ustedes les puede dar algún morbo por ese lado. Pero un colectivero en mi camilla sólo se distingue por los problemas lumbares que le trae el laburo a su pobre espalda. Este ya tenía dos hernias bloqueadas y venía de ver al médico para que se las revisara. Era gordo y un poco bajito, ya desnudo se agarraba la panza y se quejaba de que la pandemia lo había hecho engordar. Pero esa panza no databa de la pandemia, tenía que ser bastante anterior para tener tales dimensiones. En determinado momento, me di cuenta que al chabón le daba morbo mirarme mientras se la chupaba, así que tuvimos que enroscar varias veces la almohada sobre sí misma, para que alcanzara la altura suficiente para que pudiera, sin hacer demasiado esfuerzo, verme por encima de su panza. La pija no era muy grande, pero tenía la cabeza curvada hacia abajo, si hubiera sido un poco más larga me la hubiera podido deslizar hasta detrás de la glotis y frotarme el centro eróg...

El buen orgasmo

 Era su primera vez y se quedaba callado. No era como esos chabones entradores, que se les nota la cancha a la hora de ser servidos así y que te hablan como si nada, mientras les trabajás encima. Este había entrado muy amable y suelto de cuerpo pero, al minuto que se sacó la ropa se quedó callado y se dejó hacer. Me preguntó incluso si tenía que dejarse el boxer puesto, aunque el final ya estaba pactado por celu. Yo aproveché para ofrecerle la opción entre quedarme en boxers, en suspensor, que era uno de repuesto que tengo y que me queda gigante, muy decadente, o directamente desnudo. El dijo, casi sin pensar, "en tanga no podés?" y en seguida se atajó, riéndose, y aclaró "no, es una broma". Yo le dije que sí, que tenía una tanga, que me había dejado otro tipo que tenía ese fetiche, y me la puse. Me di vuelta para mostrarle cómo se me metía en la raja "me queda bien?". "Sí", festejó. Así que hice todo el masaje en tanga, pero no tuvo mucho más us...

La voluntad del glande

Vino en moto desde Belgrano, sólo para hacerse el masaje. Era físicamente algo repulsivo, me hacía acordar a la descripción que hacía Dickens de Uriah Heep, el villano de David Copperfield. Pelirrojo, piel muy blanca, el cuerpo en forma de lágrima o de pera. Y la cara tenía como los contornos derretidos hacia la barbilla, que se confundía con un comienzo de papada. Ojeras profundas, como si la energía se le hubiera ido a pajas, acento vagamente madrileño y una expresión lastimosa de zozobra constante. Lindas zapatillas, sin embargo. Y no tenía mala onda. Lindas zapas y buena onda, eso rescataba. Parecía un villano de Dickens, pero sólo físicamente, porque su trato era bastante agradable. Con problemas cervicales severos, pensé que le había descubierto un nudo en el cuello, pero era un quiste sebáceo. En todo su cuerpo había quistes sebáceos y granos. Se quedaba callado, con los ojos cerrados. No me daba ninguna indicación, ni nada que se le pareciera, mientras le trabajaba encima. Era ...

Chico sexy

Cuando entramos al gabinete, vemos, en la mesa, que me había olvidado de tirar el envoltorio del forro con el que me había garchado el camionero unas horas antes. Momento incómodo. "Esto no debía estar ahí" digo, mientras lo saco rápidamente. "No" afirma él, muy de acuerdo. Ya había venido antes, como hacía dos o tres años. Y yo no lo recordaba. Cosa rara, porque suelo recordar a todos. Más si están tan bien como él. Morochazo argentino. Joven. Bien de cara. Cuerpazo. Empezó a entrenar fuerte, gimnasio, fútbol y, como no estira nunca, se está empezando a romper. Así que viene con toda una lista de problemas físicos listados y un programa de trabajo. Conoce los nombres de todos los músculos y tiene opiniones formadas sobre cómo encarar cada situación. Muy serio en relación con su propio cuerpo, se re saca cuando, entrenando en equipo, sus compañeros no muestran el mismo respeto que él por la práctica. Cuando tiene que apoyarse su pie encima mío, para comenzar el masa...

Camionerio bestia

Pienso que no se conoce verdaderamente a un hombre hasta el momento del acto sexual, es ahí que, si está cómodo, suelen caer todas las máscaras y se revela su auténtica personalidad. Este camionero vino desde Morón y no fue hasta que le acerqué mi lengua al frenillo de la pija, preguntándole si así estaba bien, que me dijo "no, metétela toda" y entro definitivamente en confianza. Era un oso rubio, con esos problemas de la piel muy blanca, que, al ser casi lampiña, se brota en verano al transpirar demasiado. Muy fornido. Con problemas de cintura por cargar, todos los días, él solo, cajas de 25 y 30 kilos. También problemas articulatorios en las falanges de una mano, pero yo no podía hacer mucho por eso, lamentablemente. Cuando le masajeaba los pies lo notaba a medias cohibido y a medias excitado. Me miraba de reojo mientras amasaba sus pies enormes y su chota subía y bajaba de varios grados de semi erección, como si él estuviera tratando de pensar en otra cosa para que no se l...

El rincón del hétero

Hoy me di cuenta, mientras masajeaba a un señor y le miraba su anillo matrimonial. No sé para qué anuncio tanto cuando me garcha un hétero, si en realidad acá casi lo único que pasan son héteros. Mi gabinete se convirtió en una especie de "El rincón del hétero". Debiera destacar, en realidad, cuando venga algún puto a masajearse, porque resulta mucho más raro que haya un puto que quiera a otro puto que le masajee los pies, que como resulta en realidad: un hétero detrás de otro, esperando su momento para descargarme las vergas encima. No me quejo, porque lo considero una bendición, y sé que es por rachas, y que después hay rachas en las que no pasa nada, pero igual me asombro un poco, me maravillo y lo agradezco, en realidad, de la cantidad de chabones que están viniendo a que los asista para el lechazo. Siento como si todos estos tipos que están pasando por acá, me estuvieran alzando sobre sus vergas, hasta un estado donde dejo de ser nada que no sea en función del lechazo. C...

Un hétero me masajea la cola

Otro hétero primerizo. Con este estoy como media hora hablando por teléfono antes. Me cuenta que el también es masajista, masajista vocacional, porque en realidad es artista, escultor, pero que siempre masajeó a mujeres con las que garchaba, tiene un fetiche con los pies de mujeres. Nunca antes estuvo con un varón, ni masajista, ni puto, ni nada que se le parezca. Yo lo tranquilizo diciéndole que a los héteros les re cabe venir conmigo, soy el tipo de puto que los hace sentir cómodos, y que si no se excita no pasa nada, se va con un buen masaje y listo. "No. Estoy seguro que me voy a excitar", me afirma. Cae re tarde, pero cae al fin. Mientras se desviste me hace referencia a la foto de la página, "a la que te ves por atrás". "Sí, mi cola", le digo "es mi parte más fotogénica" y me quedo en suspensor. No es el mismo suspensor de la foto, pero es parecido. Le hago un re buen masaje de pies, porque me dijo que eran su fetiche, creo que hacía mucho ...

RE HETERO

 Me pregunta si hago contracturas, porque volvió a entrenar y tiene molestias en el muslo interno y el ciático. No da muchas vueltas y cae al día siguiente. No se saca el barbijo, pero en un segundo está desnudo. Hace boxeo y tiene el cuerpo en estado impecable. El boxeo creo que tiene uno de los entrenamientos más armoniosos para el cuerpo. Este pibe tiene todos los músculos del tamaño que deben ser, sin deformidades de gimnasio. Sus serratos son una oda a la belleza masculina. La cantidad exacta de pelo corporal, para resultar viril y atractivo. El chabón físicamente es un sueño. El único problema serio que tiene son hongos en las uñas de los pies, nada que no pudiera reparar una temporada larga en el mar. Es tan hétero que no sé hasta qué punto quiere o no solamente masajes. Cuando le masajeo las manos siento el ruido metálico que hace su sortija matrimonial al golpear contra la camilla. La pija se le amorcilla mientras le trabajo los cuádriceps, así que con el antebrazo, sin de...

Oso seguridad

Es un robot. Duro y frío. Su cuerpo es de oso, pero oso fibroso, nada cuelga ahí. Sus músculos son duros. Sus pies son ásperos. Su voz es educada, siempre amable, pero sin emoción. Es joven. Nunca antes en su vida tomó masajes. Quiere una sesión corta. Que le masajee los pies y lo haga acabar. En un momento me pregunta si hago masaje de próstata y le digo que sí, que si quiere que le haga. Bueno, me dice. Pero cuando me pongo el guante y encaro, me pregunta: dónde es el esfínter?. En la cola, le digo. Ah, no, entonces no quiero. Igual se la masajeo un poquito por encima del perineo, pero no es lo mismo, además, tiene tanto músculo y todo tan duro, que no creo que pueda atravesar esa masa de carne hasta hacerle sentir nada. Me quedo haciéndole la paja con aceite. En un momento pienso en mamársela. Se la mamo a todos. Pero él está muy cómodo así. Muy rígido. Con la pija parada, en mi mano, que va variando entre dos o tres versiones del ritmo, alternadas, a ritmo invariable, mientras cont...

Osito funebrero

 Una amiga pasiva se pone a leer mis relatos y comienza a comentarme varias anécdotas que le causaron gracia, y yo no recordaba ninguna. Es por eso que escribo, porque los polvos se olvidan. Los escribo al toque de que suceden, cuando aún está fresca la imagen. Y lo tengo que hacer rápido. Yo creo que es porque, al menos es lo que me pasa a mí, cuando me entrego al servicio con un varón, no soy yo tanto quien actúa, como el inconsciente a través mío, algún viejo arquetipo colectivo de entrega al placer del otro, como si yo fuera el médium de algo más, del Gran Dios Puto servidor de la Pija Universal, ponele, y por eso mismo es que los detalles se desvanecen de mi memoria antes de que me de cuenta, como sucede con los sueños. No es que sea un zombie que no recuerde nada. Recuerdo a casi todos los hombres que he servido. Hombres maravillosos por los que, en otra etapa de mi vida, hubiera perdido la cabeza; también hombres de corazón transparente, de los que podría haber sido amigo fi...