DESVIRGO UN ABUELITO
Tenía 72 años. Cuando le hacía el masaje me tenía que recordar a cada momento de no lastimarlo. De tener la misma consideración que podría tener con el cuerpo venerado de mis viejos. Me provocaba muchos sentimientos, pero ninguno de ellos erótico. Los sentimientos eran cálidos, de cualquier manera. Yo adoro a mis viejos y verlos envejecer es una de las cosas que me va rompiendo el corazón. Más viejos y encorvados se ponen, más los quiero. Desesperadamente los quiero. Y este señor que llegó esta mañana me hacía recordar a ellos. Su cuerpo tan frágil. No le pueo hacer mucho. Las piernas estaban recontra varicosas, así que mejor no tocarlas, para no expandirlas. Las uñas de los pies, perdidas de hongos, no sé cómo no se le habían caído. Fui bastante suave en las dorsales, que es donde tenía las tensiones que pude trabajarle más o menos bien. Igual, no es por el masaje en sí que venía. El masaje era para relajarlo para la sesión erótica. Los dos lo sabíamos. Los dos estábamos desnudos desd...