UN POCO DE BUENA ONDA

Él era dulce, era chiquito, moreno y lleno de pelos. Lector de mis relatos, tenía un morbo por las situaciones filiales, donde calculo que yo ya entraba en la categoría del papi puto. Era árbitro de fútbol y quiso darse una ducha antes de la sesión, porque venía de un partido y estaba re chivado. Ahí descubrí que el desagote de la ducha estaba tapado, porque se inundó todo y tuve que secar durante varios minutos antes de entrar en acción. Él quería hablar, no le gustaba que me quedara callado. Así que charlamos bocha. Le expliqué bien cómo había sido toda mi evolución durante este año con la situación con los masajes, que me había hecho un click la cabeza con tener que garchar con tanta gente que no me gustaba, y que ahora estaba dejando de dar cabida a gente que me pagaba y que no me gustaba, y le abría el juego a que viniera de onda gente que me interesaba conocer. Que en el medio del proceso yo aprendiera a gozar si me tocaban las tetas había sido bastante importante. Él ya había leído acerca de cómo tocarme las tetas, me dijo que haberlo publicado provocaba algo interesante, porque ahora mucha gente sabía de antemano cómo venir y hacerme gozar. Le pregunté si quería intentarlo y él se sentó al toque para probar. Me empezó a tocar bien suave, y me hizo sentir bien, comencé a sentir placer con sus manos, igual le dije que lo hiciera más fuerte, y le insistí hasta que verdaderamente crucé un umbral donde se me empezó a parar la pija. El pibe estaba sorprendido, se le desorbitaban los ojos de la impresión, "no te duele?". Sí, claro, pero es así que me produce el efecto, le dije. Y ahí se me quedó prendido de las tetas, hasta que la pija me reventaba los suspensores. Una pena que no me los hubiera sacado antes, a veces soy muy tímido con esto de mostrar la pija, como me presento como tan pasivo, me da no sé qué. La excitación me viene como en olas, creo que mi relación con el goce sexual se ha vuelto muy femenina desde que decidí dejar de eyacular, y cuando esta ola de excitación se agotó y las tetas me empezaron a doler, lo hice recostarse y le empecé a hacer un masaje de pija. El hacerme excitar tanto lo había excitado a él, así que tenía la pija dura. No era una pija grande, pero sí muy al caso de la penetración anal. Pero no me penetró, derivó hacia otro lado, porque él me contaba cómo él gozaba cuando le metían pijas chicas por la cola, pijas como la suya, y yo me puse un guante y empecé a darle estímulo anal. Ahí él perdió la erección, pero me dijo que la estaba gozando tanto, que si yo no paraba lo iba a hacer acabar. Eso me desconcertó algo, pero ya tuve casos en los que veía a alguien eyacular sin erección. Me detuve un momento para ver cómo seguir y ahí él me pidió que me relajara, porque él quería darme placer a mí, para variar. Le hice caso, salí de mi posición de servicio y me entregué a sus manos. Me plegué sobre mi cadera para recostar mi tronco sobre su vientre. Él extendió sus brazos y se prendió de mis pezones. No sé cuánto tiempo pasamos así, pero fue bastante, él me masajeaba los pezones y yo me quedaba con la mente en blanco, en momentos sentía que me había soltado los pezones y me acariciaba la espalda. Cuando salí de ese trance le ofrecí hacerle un buen masaje en la espalda, ya la onda había dejado de ser sexual, pero sólo en un nivel genital, porque nos tocábamos con la familiaridad de quienes ya conocen sus cuerpos y buscan darse placer de otras maneras. Nos quedamos charlando un rato, acerca de lo bueno que era encontrarse con alguien para compartir un poco de buena onda. El mundo es un lugar horrible si no lo hacemos.

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