Otro camionero que me hace la cola

Tiene la pija larga y curvada hacia abajo. Pero muy curvada. Y yo tengo unas ganas terribles de que me la ponga por la cola. Ya me garchó con esa pija. Igual no quiero forzar la situación. Tengo que esperar hasta que el chabón me lo pida. El chabón está todo bronceado, porque labura en la intemperie con el camión, y tiene tremenda mirada de pícaro. Ya en el ascensor me empieza a sobar la cola, a meterme la mano bien en la raja cuando me doy vuelta para abrir la puerta. Arqueo la espalda y saco la cola para hacerle sentir que está todo bien. Me pide permiso para pasar al baño y lo escucho, primero mear y después lavarse bien la chota. Bien, buena actitud, me gusta la gente limpia, demuestra tener calle. Si hay algo que no se les puede engar a los camioneros es que tienen calle y, en la cama, es mejor tener calle que tener clase, no sé si me explico. Estoy un buen rato chupándosela, primero le chupo el cuarto inferior de la chota, el que tiene más doblado, subo y bajo hasta donde la pija se curva. Él, mientras, me soba las tetas y me apreta los pezones, que es donde le digo que me excita. De a poco me la voy metiendo más adentro de la boca y, finalmente, tomo coraje, respiro hondo y me la meto hastea la tráquea. Esta pija está buenísima para eso, por esa forma de canilla que tiene, está como diseñada especialmente para metérsela en la garganta. Además, no es lo suficientemente gruesa como para impedirme respirar del todo, así que controlo el reflejo de atragantamiento y hago movimientos cortitos con la cabeza, con la pija metida más allá de las cuerdas vocales. Al chabón le encanta. Qué bien lo hacés. Qué buena trola que sos. No deja decir. Es que el tipo me habla como si fuera una puta, o una travesti. El tipo es re macho, recontra hétero, aunque sus buenos trabas debe cojerse. Como ahora se coje a este puto. A mí me re cabe, claro. Pero casi que me arrepiento de chupársela tan bien, porque el tipo no se cansa de que me la mande hasta el fondo y yo sigo esperando que me pida la cola. Que es lo que quiero. En un momento se ve que se le cruza la idea porque en una de esas en las que me detengo para respirar, levanta la cabeza y me dice, con ojos soñadores, cuando te atragantás de pija no sentís que se te abre la cola? Sí, claro, le digo yo, siempre. Y no sé hasta qué punto es cierto, pero sí quiero que siga jugando en su cabeza con la imagen de mi cola abriéndose. Luego de varios minutos en que me sigo atragantando así me la pide. Qué ganas de hacerte la cola! En serio, querés hacerme la cola? le digo, como sorprendiéndome. Y no termino de decírselo cuando saco los forros. Él se para, se la recontra unto de gel y le masajeo el glande con el gel antes de mandarle el forro, con el resto me unto la cola y me arrodillo sobre la camilla. Él se acomoda detrás mío y empieza a buscarme el ojete con la punta de la chota. Yo mientras me pajeo, vengo bien, la tengo a media hasta y le muevo la cola encima de la chota para ayudarlo a encontrar el sitio donde meterse. Además, me excita terriblemente sentir como su chota se aprieta contra los diferentes lados de mi raja. Cuando siento que encastra la chota en el agujero, le advierto, entró, entró, quedate quieto un toque, y me hago bien la paja mientras muevo suavemente la cadera para que entre un poco más. El se agarra de mis caderas y empuja, pero así se resbala afuera. Así que vamos otra vez, a tantear cola pija recorriendo la raja hasta que encuentra bien el ojete y la encastra ahí. Este es el momento más crítico de la penetración, porque si entra demasiado bruscamente me puede producir un dolor tan tan pero tan agudo, que mi erección se va a la reverendísima mierda, y sin mi erección en funciones, no hay manera de que el sexo anal no sea sentido como una violación. Pero la piloteamos, porque, dios sea loado, no la tiene tan gruesa, y yo sigo con mi pija respondiendo bien a los toques de mi mano. Me mantengo al borde del orgasmo, en el límite máximo de paja, mientras el empuja la cabeza de la chota hacia adentro de mi recto. Bien, loco, bien. Me la estás metiendo bien, pienso. Me suelto la pija, porque no quiero acabar, porque ahí también que se acaba la joda. Me apoyo contra la pared y siento que entra y entra, esa pija tan doblada hacia adentro que pareciera estar cambiándome el sentido en que se me enroscan las tripas. Acompaño sus vaivenes adelante y atrás, primero en el mismo sentido y después a contratiempo, empujando hacia atrás mientras el empuja hacia adelante. La puta madre, que bien que me coje este hijo de puta. Como estoy recontra excitado, super caliente, puedo arquear bien la lumbar para levantar la cola y recibir la pija así con la cola paradita y mantenerla así todo el rato. Cada tanto me reviso mi pija, a ver si siga medio parada, y le doy un par de manotazos para mantenerme al borde del orgasmo. Y les juro que en un momento dudo en si solté algún lechazo prematuro o no, pero no, no solté nada. Bien, mejor. Mi pija no está para acabar. Mi pija está para pajearme mientras me la ponen bien adentro, como ahora. Te gusta? Te gusta mi pija? Escucho que me dice. Sí, exhalo, me gusta tu pija, me gusta que me cojas. Y a mí me gusta tu cola, cómo me la apretás con tu cola. Con tu concha, tenés una concha ahí atrás, pero bien apretada, me dice. Me empuja el cuerpo hacia abajo, para que me agache y sube una de las piernas a la cama. Yo me ovillo y levanto un poco más la cola. Él se demora en mi cola, cambia de ritmos, primero lento, sacándola y metiéndola despacio, luego más fuerte. Luego se pone en un ángulo de costado, y a mí me la hace sentir de una forma rarísima, y yo todo el tiempo al borde del orgasmo, pero sin alcanzarlo. Porque, ojo, no quiero alcanzarlo, porque si yo lo alcanzo se acaba el placer, yo quiero que sea él el que lo alcance. Pero él la está disfrutando demasiado y tiene demasiada calle como para dejarse ir tan rápidamente y me sigue dando vueltas de un lado para el otro y es, de vuelta, otra vez, como tantas otras veces me ha pasado cuando estoy con un recontra macho, que el tiempo se suspende, no sé cuánto tiempo pasamos así, el tipo dándome con la pija desde diferentes ángulos y yo tocándome al borde del orgasmo, hasta que el chabón me gruñe que quiere darme la leche y yo le ruego que sí, que me la dé, y ahí él me empieza a dar con fuerza, bien rápido y yo sigo tan en control de mi cuerpo, de mi propia excitación y de los músculos de de mi ano, que puedo apretarle bien la poronga con los anillos de mi culo cuando él descarga toda su leche en una serie de espasmos.

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