Joven tan joven que es dominante sin saberlo

Hace un tiempo ya que me están rondando varios pendejos, cuando digo pendejos me refiero a pibes de entre diecinueve y veintidos años. No terminan de concretar, pero preguntan y vuelven a preguntar. Me piden que los guíe para encontrar mis videos en la web. Son bastante populares para hacerse la paja, parece, aunque no sean la gran cosa, sólo yo chupando algunas pijas y un par de patas, pero no mucho más, bueno, y están esos planos donde me llenan la cara de leche, claro, que son mis favoritos, porque me gusta que me vean cubierto de semen, algo así como un rito de fertilidad. Me faltaría hacer uno donde fueran varios los que me cubrieran de leche, así la capa sería más espesa, no? En fin, metas personales que tengo. A veces sucede que alguno de estos chicos se decide y avanza un paso más y viene hasta mi guarida en Consti, el cuarto pelado y triste donde hago a los hombres felices. Hace un par de días cayó uno, que decía tener veintidós, alto, morochito y cuerpo de deportista, de deportista y no de gimnasio, porque estaba desarrollado con la armonía del deporte, nada demasiado exagerado, pero muy bien proporcionado, buenos pectorales, abdomen definido, pelo largo, cómo es eso de que el pelo largo de vuelta se impone en los pendejos? La carita del pibe es muy linda, todavía se le nota esa cosa rellena de la juventud, que luego se irá afirmando, cuando madure. También es algo atrevido, porque en el ascensor, cuando le doy la espalda para cerrar la puerta, me baja los pantalones y me mete una mano en la raja. Yo arqueo la cola, para no mostrarle pudor y estiro un brazo para tantearle la verga, él se baja los pantalones, la tiene semierecta y me la apoya un toque. Yo lo miro actuar, divertido por su atrevimiento, a través del espejo del ascensor, encorvado encima de mi cola. No da para mucho, porque al toque llegamos a mi piso. En el cuarto, cuando se desviste, lo que era una semirección ya es una erección completa. Yo me siento en la camilla y él medio que no sabe cómo ponerse, dudándola con la pija re dura, empinada hacia arriba. Yo le pido que venga a la camilla y el se sienta, como, yo, cara a cara conmigo, pero yo le digo que se acueste en la camilla nomás, ah sí!, dice como recordando no sé si los videos o algún relato. Querés que te chupe la pija, le digo, porque se me queda mirando, cómo él asiente yo se la agarro directo y le bajo el prepucio, es larga y el glande es más grueso que el tronco, no mucho más grueso, sólo un poco, es un lindo glande, lindo de ver, tiene un lunar cerca de su base, hacia uno de los lados del frenillo. Le agarro las manos y se las llevo a mis pezones, para que los vaya tocando, le digo, si me tocás bien los pezones y me excito, yo me pongo bien puta, y empiezo a chupar. A mi gusto. A mi tiempo. Despacio. Estirando los tiempos. Olvidándome del tiempo. Todo pasa a ser mi cabeza y su chota. Arriba y abajo. Envuelta en mi baba. Sin ningún apuro. Como este pibe es tan joven, su pija tiene siempre el mismo grado de erección, es asombrosa la juventud en ese sentido. Están en el momento de llevarse el mundo por delante con sus pijas estos pendejos, con esa firmeza de erección. Esto bocha de tiempo. No sé cuánto. Pero siempre más o menos con el mismo ritmo. No siento que la tenga que variar, porque la erección del pibe sigue tan dura que no hay necesidad de otro tipo de estimulación. Él sigue con sus manos en mis pezones, lo hace muy bien, y eso ayuda a que yo me sumerja más en el tiempo distorsionado del placer sexual, pero en un momento se ve que se cansa y deja los brazos , a los lados de su cuerpo mientras yo sigo y sigo, metido en mi propio viaje de adoración de su pija. En un momento saco la cabeza y le pregunto si va todo bien, me dice que sí, que estaba a punto de acabar, así que yo vuelvo a bajar la cabeza sobre su chota y darle como venía, de a poco acelerando el ritmo de la mamada, en un momento estoy yendo bien rápido, manejando el movimiento desde mi cadera, más que de mi cuello, para así puedo sostenerlo en el tiempo más cómodamente, y esto provoca en él algunos espasmos involuntarios, por lo cual vuelvo a bajar a la cadencia lenta, con la cual le lustro la pija con la lengua al ritmo de su respiración. En algún momento le beso las manos también, que las tiene chiquitas, pero estoy, básicamente, centrado en su pija, esa pija tan joven y tan inconmovible en su erección. Hasta que me pregunta si no estoy cansado, no estoy cansado, no, vos estás cansado? No, pero me parece raro que no acabe, es normal? Querés acabar? El pibe es re educado, super respetuoso, muy diferente a lo que me había parecido en una primera impresión. La conversación sobre los términos de cómo acabar es casi formal. Finalmente él me sostiene con una mano en un hombro, y con la otra me toma de la nuca y me lleva a la pija, manejando el ritmo. Y me empieza a cojer en la boca. Me coje duro y fuerte en la boca. Es un tipo de movimiento que no es agradable sentirlo en la boca, sólo da el placer imaginario de estar absolutamente en función del placer de un hombre de una pija avasallante. Este es el tipo de movimiento que sí puede llegar a dar mucho placer en situaciones de sexo anal, pero sólo en dos situaciones, una es la situación de una orgía, cuando ya tenés el culo bien ablandado y empezás a no sentir mucho, a menos que llegue un pibe como éste y te empiece a dar duro así, y la otra es que el pibe aprenda a cojer y siga los pasos del buen garche anal, primero ínmovil y duro, al momento de la apertura del ojete, luego lento y cadencioso, mientras se ablanda, y finalmente el ritmo de cojida frenético y salvaje que ahora le estaba dando a mi boca, qué gloria, llegándome hasta el fondo de la garganta, produciéndome arcadas, y mucha baba que le chorrea en la pija. Yo suelto los músculos de mi cuello y los de mi boca, para retraer mis dientes y que la cavidad que encuentre sea todo humedad y calidez acogedora, para ofrecerle menos resistencia, y siento la violencia de su pija en mi cabeza, atajada por el sostén de su mano en mi nuca, que recién se afloja cuando siento la leche en el fonde de mi lengua, ahí recién aprieto mis labios sobre el tronco de la pija y se la vuelvo a recorrer con movimientos propios, míos, y él afloja la presión. Me tragué todo. Está bien, es leche fresca, leche de pendejito fresco. Me gusta cuando es así. Le comenté que él tenía una característica sexual dominante, que sólo podía alcanzar el climax mediante la dominación del otro. Ah, sí? No sabía, me respondió con candor. Si querés podemos probar otras maneras de dominarme, para explorar esa faceta, le dije. No, no, a mí me gustó esto, eh, me aclaró. Después, como me había dicho que venía de leer mi último relato, en el que hablo de tantra, le hice practicar un ejercicio pequeño, a medida de su edad, para que se fuera con un áura luminosa del encuentro. Al pibe le gustó, me dijo que primero sintió la sensación en su pecho, como le había indicado yo, y que luego se le había subido a la cabeza, algo que yo no lo había dicho, porque era ya un nivel más avanzado, pero que buenísimo si la tenía de manera espontánea. Al rato volvía a mandarme mensaje por whatsapp, para decirme que a él le había gustado, y preguntarme si me había gustado también a mí. Eso me conmovió, porque son pocos los chabones que se interesan en si yo la pasé bien. Le dije que sí, que la había pasado bien y que él podía venir cuando quisiera, cuantas veces quisiera a depositar su semen conmigo, porque a su edad eso es algo que los chicos necesitan, sacarse la leche de encima, y es tan triste hacerlo a pajas!

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