¡Qué dilema!
El pibe me encanta. Tiene un cuerpazo, pero no de gimnasio. Está en sus genes de morocho cordobés. Mulatito. Tiene una colita así como la tienen los negros, redonda y bien parada que le moldea los pantalones. No tiene grasa en la panza tampoco, pero eso puede ser porque todavía es joven y no ha tenido tiempo de acumularse, porque creo que de gimnasio, no hace nada. Si se la pasa trabajando. Es camionero cordobés. Termina en mis manos, como muchos otros camioneros, porque estoy a la vuelta del sindicato. El problema con el chico este es que recontra pasivo, la concha de la lora. Qué detalle. Ya una vez me lo cogí, él pibe tuvo que apretarme todo el tiempo los pezones mientras yo le puerteaba la cola hasta que finalmentelmente le entró mi garompa. Ahí no tuve que hacer mucho más, porque él sólo hecho de que hubiera podido penetrarlo lo hizo acabar al pibe. Y el pibe es cero maricón, es re chonguito, sólo que me quiere por mi pija. Ya hoy le dije, cuando me volvió a mensajear, pero amigo somos los dos pasivos, qué vamos a hacer, le dije. No te gustó penetrarme? me insistió. Sí, fue lindo, pero nos costó un huevo. Y como me seguía insistiendo, que le gustaba cómo le comía la cola, que le gustaba que le tuviera grande (no es verdad, no la tengo grande) y que no importaba que tuviera que esforzarse para que se me parara, le dije que sí, que podía pasar, pero que no le prometía nada. Les confieso que la idea de tenerlo todo sumiso arrodillado a mis pies me la amorcillaba un poco, y cuando lo vi en mi ascensor tan tan bonito, tan sexy con su cuerpo enfundado en jeans, anteojos negros y camisa dentro del pantalón me seguía excitando. Él se sacaba la ropa y me mostraba la cola y, cuando se la toqué con mi palma abierta, se le empinó la pija. Se acostó boca abajo en la camilla, yo le acomodé la pija parada entre las piernas y le abrí los cachetes para chuparle bien el agujero. Un poco me seguía excitando. Le pedí que se diera vuelta y que me agarrara las tetas. Me monté sus piernas en mis hombros y me agarré la pija, la manipulé un poco para asegurar la erección y se la apoyé en la cola. Si el pendejo hubiera tenido la cola más abierta, seguro le entraba, pero lo tenía apretadito al ojete el guacho, entró apenas un poquito antes de que se me ablandara. Y ya ahí fue imposible que se me volviera a parar. Soy demasiado puto para cojerme a nadie, lamentablemente. Mi única posibilidad es la de ser cojido y la pija me sirve para tocármela mientras me encajan una garompa a mí, para que se me abra mejor la cola cuando me apoya un macho. Porque yo no soy un macho, yo soy un puto, re puto, los machos me cojen a mí, no al revés. Cuando vi que ya no daba para más, que empezaba a transpirar mucho, le propuse chupármela, así que nos acomodamos cada uno frente a la pija del otro y nos las pusimos a chupar. El pibe chupaba re bien, y su pija se le re paraba en mi boca, pero la mía no había caso, ya se paraba más, por más bien que la chupara. Después me senté con las piernas cruzadas y le empecé a hacer la paja con una mano mientras con la otra le dedeaba la cola, mientras él usaba una mano para jugar con mi pija. Yo cerraba los ojos y pensaba en todos los machos que me habían garchado, bueno, todos los machos no, pero sí un resumen de las situaciones más morbosas que pudiera recordar haber atravasado, y algo la pija se me paraba, pero tampoco tanto. Finalmente me recosté y pasé sus piernas por encima mío, para estar más comodo y empecé a jugar con un pulgar en su ano, movimientos mínimos pero constantes, mientras él seguía manoseando mi pija, sin apuros, ni nada por el estilo, tocarnos perezonsamente, una especie de paja cruzada medio lésbica, y ahí sí, el chabón casi me hace acabar, le tuve que sacar la mano de mi pija, para no llenársela de leche. Y en esta posición nos quedamos muchísimo tiempo, que era muy descansada, pero re. Yo sentía que su cola se iba abriendo encima de mi pulgar muy lentamente, en un momento él se empezó a excitar más y subió las dos piernas, apoyando uno de sus talones sobre mi plexo solar, algo que me gustó porque, bueno, me calienta que me pisen, es como esa angustia que me hace entrar en un estado de semipánico que me lleva al orgasmo, pero el que llegó al orgasmo fue él, porque levantó la pelvis para acomodarse, con un movimento de caderas re sabio, mi pulgar más adentro del culo, y me soltó la pija para empezar a tocarse la tuya. Yo sentía cómo mi dedo abarcaba toda la curva de su próstata, que se me presionaba encima al ritmo de su respiración, hasta que dijo Qué rico! y soltó la leche. No mucha. Se ve que venía de hacerse una paja. Yo me quedé apretándole la prostata hasta que percibí que se dejaba de estremecer. Después me fui a lavar bien las manos y cuando volví ya estaba vistiéndose. Ahí le volví a repetir, amigo, no pierdas más el tiempo conmigo, sos un pibe re lindo, sos súper atractivo, no tenés por qué seguir viniendo conmigo, cualquier chonguito te cojería re feliz. No No. Me decía. Y cuando le estaba dando paso, para acompañarlo hasta la puerta, me abrazó de sopetón, como siguiendo un impulso, hundió su cara en mi pecho y exclamó ¡Siempre voy a volver!. Me dejó mudo. En fin. No sé qué hacer. El pibe me encanta, es muy muy bonito, muy sexy. Le seguiré dando cabida si me la pide, pero no soy lo que necesita. Yo sólo soy compatible con los machos ponedores. Ahí sí que todo fluye. Pero el pibe éste no sé qué le pasa, porque insiste conmigo. Tampoco lo quiero hacer infeliz. Qué dilema!
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