Compartir lo bueno

Este pendejo ha estado insistiéndome por meses para que lo vuelva a recibir. No entiende que me quería retirar, que ya estaba vieja para seguir rifando finales felices en Constitución. Y la persistencia tiene sus frutos, porque las vueltas de la tortilla han hecho que reconsidere en algo mis decisiones, pero, aún así, siempre que me ha pedido pista, yo o ya estaba con otro chabón o saliendo a hacer otro plan. Hoy me vuelve a tantear y yo, les juro, estoy re cansado, se lo digo, pero él me lo ruega, me dice que super necesita un masaje, y que va a ser sólo eso un masaje rápido y ya, sin sexo. Okey, le digo, pero que sea ahora, porque me voy a quedar dormido antes. El pibe me dice que en cuarenta minutos llega, pero está en veinte, re ansioso, el chabón. Cuando le abro la puerta noto que está más delgado. Es petizo y tiene buen cuerpo, pero las últimas veces se había venido achanchando y había sacado una panza bastante grotesca, pero la juventud tiene esta flexibilidad de adelgazar fácilmente, poque de la panza no han quedado rastros. Le pregunto si es que hizo dieta y me dice que no, que cambió de trabajo, que ahora está trabajando en una obra en construcción, haciendo plomería. Lo que noto es que el pendejo tiene mejor onda que antes, está más luminoso y sonriente, antes, cuando trabajaba como dependiente en una carnicería, era medio un freak que no soltaba bocado, se ve que ése era un trabajo de mierda. Cuando le masajeo la espalda vuelvo a apreciar el buen cuerpo que tiene, tremendo lomo y una colita que envidiaria más de uno, igual el pibe es re hétero, de todas las veces que vino, nunca hubo ni por casualidad ninguna intención de que se la tocara fuera del masaje muscular. Tiene la pelvis depilada también, así que debe estar garchando parejo, por eso debe ser que no le hace falta un final feliz, pienso. Igual me lo pide, a su manera, porque cuando termino de darle toda la vuelta del masaje, se me queda ahí en pelotas y medio que me abre un espacio entre sus piernas, para que le haga la peteada de siempre. Qué querés? Qué te chupe la pija? le digo, medio en broma, porque habíamos quedado en otra cosa, pero no deja de causarme gracia cómo me conoce. Él se ríe, bueno, si la podés despertar. Cómo sabe el guacho que me gusta la pija, la concha de la lora, los hombres son mi perdición, no puedo mantener los límites. Por un momento pienso que no se la voy a poder parar, pero sí, tampoco tardo tanto en amasarle la pija blanda hasta que se va poniendo dura. Eso es algo que siempre me levanta la autoestima, mi capacidad de amasar una pija que está blanda, hasta que se empieza a alargar y va llenándose de sangre hasta que se descubre la cabecita y se pone bien dura. Pocas cosas que me hagan sentir tan completo como ver una buena poronga pararse entre mis manos. Además, la pija de este pibe es divina, muy muy bonita, linda forma, lindo tamaño. Mientras se la paro me dice, flor de pija te comiste en uno de los videos, eh... Ah, sí, la pija de Conan, viste? Era gigante. Sí, me dice, no tan grande, pero sí muy gruesa. No, no, era re grande, le digo, me la quiso meter y no pudo. El pendejo no me quería creer, porque siempre me ha cojido bien, pero yo le digo que no, que una pija así de gorda, si alguien no me garchó antes, difícil que me entre. Igual está lindo el video, me dice. Más de cien mil vistas llevo ya en xvideos, le comento, todo esto mientras se la chupo. Esta es la confianza que da el trato de mucho tiempo, le puedo estar chupando la pija y mientras charlar como si estuviéramos tomando un mate. Pero cuando me decido a concentrarme en serio en su chota y le doy un poco de ritmo, el pendejo se me viene encima al toque con una leche blanca y espesa. Saco la cabeza de la pija y le apreto el perineo mientras termina el orgasmo. Mientras se limpia le digo que me recomiende con sus compañeros nuevos, que me hace falta. Sí, sí, me dice, hay que compartir lo bueno.

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