Un poco de verdad en la leche

Cuando me mensajeó yo ya estaba más ablandado, dispuesto al servicio, que hasta hace unos días, pero en las condiciones le dije que tenía que estar dispuesto a grabarme, él consintió en tanto que yo estaba haciéndole un descuento, que me había pedido, fuera porque él era un viejo conocido. "Yo te ayudo con tu propaganda y vos me ayudás con el descuento, así nos ayudamos entre los dos". Viene hace años. Y tengo que reconocer que es uno de los que me han gustado. No porque sea un hombre bonito. Es, objetivamente, bien feo, un morocho feo, pero es tan viril, tan hombre, es decir, lo siento tan hombre al lado mío, que siento que me enamoro cuando estoy con él. Otra cosa que siento con él es que se dulcifica al momento de estar conmigo, como si el rato que estuviéramos juntos le compensara mucha de la brutalidad de su vida diaria. Él es boxeador del circuito aficionado, y ésa es su otra manera de descargar la violencia de sus días, y eso habla bastante claramente de la persona que puede ser en otras situaciones, o de lo peligroso que pudiera resultar cruzárselo en las circunstancias equivocadas, pero cuando viene conmigo él se vuelve suave y dulce, super considerado, por ejemplo, con todas las veces que ha venido uno podría suponer que no le importaría quedarse en pelotas de una cuando viene a que lo atienda, pero siempre espera que sea yo el que le diga que puede sacarse los boxers para quedarse en pija delante mío, una delicadeza que me conmueve. O como me sonríe cuando me habla, como si no pudiera dejar de pensar en que poder tener a un puto sumiso que lo sirva cada tanto le hace la vida un poco mejor. Esas cosas me rinden y me dan más ganas aún de complacerlo, de hacerlo sentir bien. Cuando lo masajeo siento como si su piel me llamara, y me tengo que contener de abrazarlo, para no desconcentrarme de los movimientos que tengo que hacer sobre sus músculos, pero cada vez que mis manos se cansan de frotarle las plantas de los pies, aprovecho para inclinarme a buscar sus manos y apoyar mis mejillas sobre la parte interior de sus piernas, que es uno de los puntos erógenos más sensibles, para buscar un contacto profundo con su energía, frente a la cual me gusta contrastarme, como puto pasivo y femenino, frente a su hombría tan cierta. Qué poético me pongo, pero es parte de lo puto que me deja estar con un hombre así. La poesía, en mi casa, es de lo puto que me deja estar con alguien así, tan cariñoso. Antes de pasar a la parte del relax erótico, que ya habíamos quedado que íbamos a grabar, le pedí un poco de afecto, de afecto físico, se entiende. Se lo dije, dame un poco de afecto. Era la persona para pedírselo, porque él estaba ansioso de dármelo. Le llevé sus manos hasta mis tetas, las palmas como copas encima de las dos tetas, y él sólo se prendió suavemente de los pezones. Dios santo de los putos, cuánto hacía que no gozaba así. Le besaba con devoción el tatuale del gauchito gil en su ingle, mientras me tocaba. Le besaba las manos, y él me acariciaba la cara. Cuánta felicidad. Su pija babeaba cerca de mi cara, pero me contuve de tocarla o lamerla, hasta comenzar el video. Para el video volvió a pasar, que perdió la erección, pero no me llevó mucho tiempo en volverla a parar con mis dedos, apenas un par de toques, además, lo hice más charlado que en el video anterior, le hablaba con cariño, lo tocaba con cariño, porque era tanto el cariño que me estaba dando, que no podía sino corresponderlo con más. Le toqué el frenillo con los dedos, después con los dedos con saliva y terminé sugiriéndole que si quería podía hacerle el mismo estímulo con la lengua, una sugerencia que él estuvo muy de acuerdo en que yo pusiera en práctica. Con su frenillo en mi lengua y su glande chorreando presen, fui mojándome los labios para que tuvieran un contacto más suave contra su glande y, una vez que consideré que estaba lo suficientemente humectado, me metí la cabeza entera en la boca. La cabeza de la chota la tenía gorda y lustrosa, más gorda que el resto de su pija, y jugué con su cabeza unos momentos antes de metérmela entera hasta la garganta, no me costó mucho, porque no era tan larga. Y así estuve cosa de diez minutos, ahora lo puedo saber porque, al estar grabado, después puedo contabilizar el tiempo en el que me quedo sobre la pija, algo que, normalmente, yo no podía saber porque, con la pija en la boca, se me abstrae el mundo y pierdo noción del tiempo. Acá, en un momento, pensé, este seguro es un plano bien aburrido para un video porno, así que me saqué un par de veces la pija de adentro de mi boca, para que se volviera a ver la pija entera en cámara, pero me la volví a meter enseguida, porque él la estaba pasando tan bien, que no quería arruinarle la experiencia. En un momento le beso la mano, como incitándole a que me acaricie la cabeza mientras se la chupo, no sólo porque sería algo que hubiera dado algo de variedad al video, sino porque también el tacto de su mano sobre mi cara me era físicamente placentero y también me hacía sentir que su posesión sobre mí era mayor, y por lo tanto, mi entrega hacia él más profunda, pero él era tan considerado, que no quería tocarme la cara mientras yo le trabaja la pija, así lo percibía yo, que a él le producía respeto lo que le estaba haciendo y no quería molestarme en mi concentración. Se contentó con tomarme de la mano y del antebrazo, mientras le laburaba la chota y me avisó con un apretón algo frenético cuando estuvo por acabar. Le dije que se parara para acabarme en la cara, él siguió sosteniendo el celu para mantenerme en el plano, sin agarrase la pija, dejándomelo a mí que lo terminara, así que yo se la agarré con una mano, le dí un par de besos en los huevos y le sacudí la chota sobre mi cara hasta que la leche me saltó encima. No los sentí como chorros, los sentí como cucharadas que me tirara encima de la cara, tan espesa sentía que era su leche. Con su pija todavía tirando leche, me la desparramé por los cachetes, por los labios y luego abrí los ojos, mirándolo. Y en ese mirada, con los ojos cubiertos de leche, se pudo leer el cariño y el agradecimiento por el momento de verdad que compartimos. Algo que a veces puede encontrarse en el buen porno. Un poco de verdad, entre tanto armado de fantasía. Un poco de verdad en la leche.

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