Pija negra
Debe tener algún antepasado africano, porque algo en su su adn hizo que su pija sea totalmente negra, y gorda y grande. Es lo que acá llaman dotado, pero nunca se refirió a él mismo así. Ya ha venido varias veces conmigo. La primera vez que vino me dijo que era la primera vez que estaba no sólo con un prostituto, sino también con un hombre. Desde entonces han pasado varios meses y todo indica que me ha incorporado dentro de sus rutinas mensuales. No sólo porque pegamos onda, también porque entrena dura y se dio cuenta que le hacen bien los masajes. Hoy su llamado fue como caído del cielo, porque a mí la sed de pija no me estaba dejando pensar. Hacía tiempo que no me pasaba, pero como no soy de encarar, tenía que esperar que alguien me llamara. Cuando llegó el momento de tocarle la pija lo hice con un bocha de cariño, con toques suaves, para disfrutar cómo se ponía gorda de a poco. Me gusta mucho ver cómo se va poniendo gorda una pija, es de las cosas que me dan paz. Cuando estuvo bien gorda, le hice un masaje suavecito moviendo la piel apenitas sobre el tronco, en círculos pequeños, y después me detuve en el frenillo. Esa parte es re sensible cuando la tienen parada. Solito se bajó el prepucio y el glande quedó descubierto, gordo, negro y grande. Una gota de presemen le salía de la uretra, con la punta del índice se lo desparramé sobre el frenillo y la base del glande y ahí mismo me incliné encima la empecé a besar, en el frenillo, en la punta, la boca se me abría sola, se me hacía agua la boca. No me la comí entera de una, primero le di a la cabeza, apretaba con los labios la base del glande, disfrutándolo, hasta que, sin darme cuenta, ya la tenía toda dentro y con mi nariz le sentía el pubis, limpio, con olor a jabón. No hizo falta que le pidiera que me sobara los pezones, lo hizo él sólo, ya sabe cómo hacerme participar de su goce. Y ahí se la empecé a chupar en serio. Noté, con su pija en mi boca, que él estaba conectando conmigo, no con una imagen ajena en su cabeza, y me entregué a esa percepción, blanqueando la cabeza. Ya lo he dicho muchas veces, no hay mejor forma de poner la mente en blanco que con una pija en la boca. Generalmente lo que hago es chupársela, nada más, una vez, creo que fue la tercera vez que vino, quizo hacerme la cola (se la entregué, por supuesto, nobleza obliga) y me la hizo bastante bien, no me dolió nada, a pesar de ser, también, la primera vez que se cojía un puto, pero después no insistió más en garcharme. Es como si hubiera querido marcar territorio, demostrar que, si quería, podía garcharme cuando viniera, pero que, una vez demostrado, se quedaba con el relax oral. Es que, claro, en el anal él tiene que agitar y llevar la situación con su pija, mientras que en el oral lo único que tiene que hacer es quedarse tirado y dejar que yo le adore la pija. El anal yo creo que es más para los pendejos con demasiada energía. Este no es un pendejo, ya pasó los cincuenta, pero tiene un cuerpo asombroso, es maestro de Aikido, hace 20 años que hace Aikido y se le nota. Como yo también tengo mi práctica física oriental desde hace más de una década, durante el masaje, antes de que yo termine con su pija en mi boca, hablamos bocha sobre los parecidos y diferencias de nuestras prácticas. Después ya no queda lugar para palabras, porque, justamente, con la boca llena de carne poco puedo decir. El me suelta los pezones y me busca la pija, mi pija. Tardó varias sesiones en tocarme la pija, pero finalmente me la tocó. A mí no me molesta. Me la sacude suavecito mientras se la mamo a él. Cuando me dice que está por acabar, saco la cabeza y el vuelve a mis pezones. Espero un poco antes de volver a darle boca a la pija, él mete los dedos entre su boca y mi pija, para untarme uno de los pezones con mi saliva, y sobármelos mejor. Yo busco esos dedos con mi boca y se los lamo directamente, luego busco la otra mano, que la tiene sobre el otro pezón, y le lamo el dorso, que es una manera de decirle, sin palabras, que también le quiero chupar los dedos de esa. Él me va metiendo dos dedos en la boca, y eso le encanta, le da un morbo tremendo, levanta el cuello y mira, embelesado, mientras me mete los dedos en la boca, con la otra mano vuelve a buscarme la pija, su propia pija la siento negra y gorda latiéndome en la mano. Me dejo llevar por su morbo, yo sólo quería mojarle los dedos, pero esto a él lo pone por las nubes, así que me dejo cojer la boca por sus dedos, primero dos, luego tres, y luego hasta el fondo. Espero a que sea él el que quede satisfecho de meterme así la mano en la boca, y cuando la saca de ahí y vuelve a bajar a sobarme los pezones, yo vuelvo a meterme la pija en la boca y la empiezo a chupar fuerte, a ritmo rápido de puta. Hasta que me advierte que está por acabar y saco la cabeza justo a tiempo para ver cómo sale la leche, poquísima y transparente, para estamparse sobre su ombligo, es tan poca y tan transparente que me doy cuenta que, este también, se hizo una buena paja antes de venir.
Comentarios
Publicar un comentario