Furor anal

Vengo con el ano cebado, desde el último garche. Un furor anal. Hoy a un chabón que vino, cuando veía que tenía la pija re bien parada, re dura, ya no sabía cómo sugerirle que, si quería, podía ponérmela. Él no quería ponérmela. Yo quería que me la pusiera. Él quería que le hiciera el pete, nada más. Medio que le pareció demasiado lo de garcharme. Le dije que no se calentara, que era yo que estaba con este furor anal, porque me habían pegado flor de cojida y quería seguirla. Hay días así, en los que la cola ya está caliente y no hay que remontarla tanto. Y a mí esta otra cojida me dejó con unas ganas de pija en la cola, que serían un tormento, si no las considerara una bendición. Porque es resultado de que haya cojido tan bien con la cola que quiero repetirlo para ver si me sigue saliendo así de bien. Pero bueno, el pibe este vino para otra cosa, más tranqui, nunca antes me garchó, me dice, y eso que ha venido durante mucho tiempo, pero todo ha quedado siempre en pete, me dice. Vino mucho conmigo pero hacía varios años que no aparecía, desde antes de la pandemia. La pandemia destruyó su vida en muchos sentidos y para rescatarse se metió a hacer boxeo. Ahora compite semi profesionalmente y está físicamente mucho mejor que antes. Yo lo recordaba como uno más y ahora está muy bien. Me trata con mucho amor. Eso me fascina, me erotiza toda, cuando recorre mi piel con sus manos, cuando no se está dteniendo en mis tetas. Yo le recuerdo que tocándome las tetas es que él puede hacer que yo me convierta en ese sujeto erótico que él buscaba, el puto sumiso y gauchito, el de los anuncios. Igual, bueno, el puto sumiso y gauchito está en una fase de furor anal, así que casi le agarro la pija y me la meto yo sólo en el culo, pero me rescaté y lo dejé en paz. Él no tenía la culpa de que me hubieran dejado con la cola caliente. Pero bueno, son rachas, se lo decía por si lo quería aprovechar, porque hay días que estoy con la cola fría y es más difícil. Me sostiene la cabeza mientras me coje lento la boca. El tipo es un amor, lo hace todo con mucho sentimiento, con mucha delicadeza. Siento que está muy contento de haber vuelto, de haberme encontrado de tan buen humor, tan caliente. Con un tipo así, hiper masculino en serio, uno que es un alfa dominante, pero que conmigo le excita volverse dulce, porque yo soy dulce con él, como puedo serlo como puto, con un tipo así fantaseo por momentos en entregarme entera, no sólo sexualmente, sino existencialmente, hacer borrón y cuenta nueva y dejarme llevar a una vida donde podría ser la novia de alguien así, no el novio, la novia, completamente feminizado por su masculinidad. Porque al lado suyo, yo quedo, en comparación, muy puto, muy delicado. Y ese contraste yo me doy cuenta que a él lo excita y lo suaviza al mismo tiempo. Y a mí también me excita, como a un opuesto complementario, el puto y el alfa dominante. Pero es sólo una fantasia en la que me proyecto por segundos, luego vuelvo al presente y me comporto con él como un camarada que ha consentido en ser su sumiso por el rato que esté conmigo y ya. Me avisa cuando está por acabar y yo uso entonces una nueva técnica que tengo, de poner la mano como una copa para contener los dos huevos y apretarlos suavecitos contra su cuerpo, de manera de hacer una presión suave sobre el perineo. Se siente muy bien, pruébenlo. Él gruñe y eyacula poca leche, pero muy blanca y muy espesa.

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