Dilatación anal

Joven casado, su esposa no le pone demasiadas ganas a la exploración de su cola, cuando él se lo pide. Así que ha empezado a explorar él, pero por fuera de su matrimonio. Ya tiene bastante experiencia, varios amantes fijos y sabe que le gustan las cross. Para llegar hasta acá, tuvo que dar vueltas con el auto, estacionar lejos y caminar un par de cuadras entre las trabas, que lo llenaron de piropos. Nunca le habían dicho tantas cosas, me dijo con los ojos brillosos cuando entró. Estaba encantado, y yo entiendo a las travestis, era un morocho re comible. Él también tieneun objetivo que le interesa cumplir: la dilatación anal, me lo dice mientras lo tengo de espaldas y le masajeo los glúteos, viéndole la estrellita negra del ano. La pija también la tiene negra, pero la cola es lo mejor de todo, tiene ese culito africano, bien firme y redondo, que sólo los tienen esos genes privilegiados. Le pido que se ponga boca arriba, para trabajarle la dilatación anal con la pija parada. Ya la tiene bastante parada cuando se da vuelta, no tengo que hacerla de cero. Me calzo un guante en la izquierda, y con la derecha le agarro la pija. Le dijo que puede tomarme los pezones si quiere. Quiere sí, ya sabe que conmigo así me pone el cebador, lo leyó. Así quedamos los dos con todas las manos ocupadas. Y le empezamos a dar. Yo recibo placer en mis tetas, que me ponen en las nubes, es como si tuviera dos clítoris en el pecho y el pendejo me los sabe tocar. Yo le voy explorando los bordes del ojete, presionándole cada pliegue. Y de pronto ya una falange del dedo está adentro, siento su carne cómo se me cierra alrededor de la punta del dedo. Es esta función que tiene los culos, que si los presionas en los costados, se abren y se comen lo que tienen delante. Le digo al pibe que tiene que conseguirse uno así para que le haga la cola, que es la mejor manera de ser penetrado. Él tiene un amante que se la quiere poner, pero todavía no se la pone, porque está demasiado estrecho y le va a doler, de ahí que haya venido conmigo con el objetivo de practicar su dilatación. El hace algo buenísimo con la cadera, mueve sólo la cadera, para culearme encima del dedo. Pero la mueve muy bien, mueve sólo la cadera, no mueve la columna vertebral. Es como el movimiento del perreo, pero sobre la mano con la que le estoy masajenado el agujero del culo. Así el busca su placer. "A mí me gusta hacer así" me lo dice con una sonrisa de felicidad. No saben lo bien que se mueve este pibe, y lo hace con esa sonrisa radiante, entrecerrando los ojos buscando el placer, además lo hace sin soltarme las tetas, así que yo también empiezo a levantar temperatura, mi pija, abajo suyo, se empieza a alargar hasta tocar los cachetes de su cola que sube y baja de manera rápida y rítmica. Nadamos en miel por tiempo indeterminado. Nos quedamos moviéndonos así. Yo le digo de sacar el dedo de adentro de su cola para que descanse y el asiente aliviado. El comentario que me hace mientras recupera la respiración "entramos en trance!". Sí, tal cual, es el trance. Subimos y bajamos del trance. Pero yo puede mantenerme ahí todo el tiempo que él me haga contacto en los pezones, le digo. Y a él le pasa lo mismo con mis manos. Yo le acaricia toda la parte de afuera del culo, los bordes sensitivos. Eso a él le encanta. Presiono contra las paredes del esfínter, pero sólo en los bordes externos. Eso hace que se vaya dilantando de manera placentera. Lo sentís bien? le pregunto. Sí, es suavecito, me responde él. Pero suavecito en el sentido de que está bien, porque piensen que su preocupación era que lo quería garchar su amigo el amante pijudo y le resultaba muy doloroso. Cuando me dijo que le gustaba que le estimularan el rectángulo de músculo entre el culo y los huevos yo le digo, pero eso es el perineo, así se llega a la próstata! Y como tenía mi mano ya ahí en el culo que se abría entre los dedos, metí y metí un dedo bien adentro y lo curvé hasta tocarle la próstata, para demostrárselo, siempre sin soltarle la pija. Ahí al pibe se le saltaron los ojos de la impresión, elevó la cara y me miró sorprendido, yo me quedé unos momentos tocándole la próstata desde adentro, pero él ya paniqueaba. Querés que lo saque? Sí, por favor, me rogó. Imaginate, le dije, si un sólo dedo metido hasta la próstata, te hace sentir así, cómo se siente que te metan una pija. Es muy fuerte! me dice, recuperando el aliento. Vuelvo al modo anterior? le digo. Sí, por favor. Ahora yo acomodo mejor mi pija, que la tengo re larga y re parada, para que toque más francamente su cola, y cuando empieza a moverse y a caderear otra vez sobre mi mano, su cola me estimula la pija, él la siente y la aprieta con los glúteos en movimientos circulares cada vez que baja la cadera, y esto es continúo, no es cosa de un momento, nos quedamos minutos y minutos así, yo también empiezo a caderar, para meter mi pija más y más cerca de su cola, mientras mi mano izquierda le estimula el agujero y la derecha le hace la paja, que ni siquiera tengo que mover mucho la mano simplemente sostengo con fuerza su pija dentro de mi mano mientras él mueve la cadera. Así él me conduce y yo le sigo el ritmo. Estamos así subiendo y bajando varias veces. Y no acabamos. Él no quiere acabar. Me queda la duda, si es que no puede o no quiere. Quizás yo sea demasiado femenino para él, más allá de lo bien que la pasamos. Quizás necesite alguien más chongo que se lo garche a fuerza de desgarros. Aunque pobre, le dolería. Él me dice que no quiere acabar porque, cuando acabás, no volvés más. Es como que te limpiás la energía y dejás atrás la situación. En cambio, si no acabás, vas a querer volver. Y algo de cierto hay, porque recuerdo un par de chabones que no habían acabado conmigo y que me mandaron audios amorosos por días y días después del encuentro, cuando para los que se sacan la leche y se van, soy un recreo en su rutina, intercambiable con cualquier otro u otra que les vuelva a limpiar la energía. Lo he dicho varias veces, lo mío es un servicio a la comunidad. Pero éste no es el caso, me dice este pendejo, él quiere volver y seguirla donde quedó. Puede que sea cierto, yo no acabo, y siempre quiero seguirla donde la dejé, aunque en mi caso, la vuelvo a seguir con otros.

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