Orgasmo tántrico
Es raro lo que me pasa con este chico. Viene hace casi tanto tiempo, o más, que, por ejemplo, el seguridad. Estoy hablando de años. Fue uno de mis primeros clientes, cuando empecé a poner anuncios en sitios de masajistas, hace bocha de tiempo. Y es uno de los que me han sido más fieles, porque sigue viniendo, y eso que habrán pasado unos 6 o 7 años desde su primera vez conmigo. Como empezó a venir cuando era casi virgen, debo haber quedado metido en su forma de entender el sexo. Porque el pibe medio que maduró conmigo. Debe haber tenido 19 o 20 años las primeras veces. Y ahora está promediando la veintena. Y ya tiene unas tremendas entradas, pobrecito. El otro día se las veía y están avanzando bastante rápido cabeza arriba. Pero físicamente está de diez. La verdad que es una alegría cada vez que me llama. Se lo haría gratis, por onda, porque me gusta tanto, como hago con tantos otros que me gustan, por mi gran culo caritativo. Pero es como que la relación nació así, con él viniendo al masajista trolo a que lo descontracture y le haga una mamada. Como quien viene al peluquero. Y está satisfecho con cómo están las cosas, no tiene ánimo de cambiarlas. Es un habitué y está habituado a que las cosas sean de esa manera, y eso imagino que es parte de que pueda relajarse conmigo. Las cosas claras. Y tampoco ha pasado que nos hemos hecho amigos, como sucedió con otros después que vinieran mucho, no, con este pibe la relación ha sido cordial e íntima, pero siempre dentro de la distancia de quien viene a tomar un servicio de manera educada. Es un chico muy educado, sí, esta tarde miraba cómo se doblaba la ropa al desnudarse, y la ponía toda prolija sobre el escritorio y yo pensaba, me repetía "qué pibe tan bien educado". Esta vez él tenía que ir al kinesiólogo, porque se había hecho bolsa una rodilla corriendo y quedó lesionado, pero, me dijo, cambió súbitamente de planes y se vino a tener una tarde de relax conmigo. Me decía "necesito descontracturar, pero estoy tan estresado que lo que me más me importa es relajar, manejalo como quieras". Manejalo como quieras entendí que significaba que podía irle directo a la pija, que ya se le estaba parando. "Descuidá, que tenemos tiempo", le dije, con él no me importa el reloj, para mí es una fiesta trabajarle el cuerpo, porque tiene los músculos todos en su lugar. No tengo que estar adivinándolos debajo de la piel. El pibe tiene un cuerpo que es un sueño de lindo. Y ahora que descubrió que la obra social le cubría la depilación definitiva, parece directamente un actor porno. Sólo le quedaron sin depilar los cachetes de la cola, que asumo que es un presupuesto diferente. Le queda gracioso, porque el pibe era recontra peludo. Me gustaba peludo también, porque el pibe es lindo como sea, pero ahora la verdad que es más fácil de masajear. Que la cola le haya quedado para otra instancia presupuestario, cuando pueda juntar un poco más de guita, también indica que sigue tan hétero como siempre. Que no le ha importado que la cola le haya quedado fuera del tratamiento de belleza. Él siempre me toca la pija, me hace una paja discreta, y no pasa de ahí. Es su rutina de habitué. Cuando yo termino el masaje, me pongo al lado suyo y se la empiezo a chupar suavecito y dejo que él, como por casualidad, me empiece a rozar la pija con el dorso de su mano, hasta terminar agarrándomela y pajearme así, con los ojos cerrados, mientras se la chupo. Es lo que le gusta. Y a mí se me tiene que parar para que le guste, pero no me cuesta excitarme con él. Porque es un bombón, el pibe. Pero no sólo el cuerpo, es la energía que tiene que me gusta. Y sus pies. Sus pies son el paraíso. Podría besárselos por horas. Y lo mejor es que a él le gusta que se los bese. "No sé qué tengo en los pies, pero me gusta que me los toquen, podría estar horas con un masaje en los pies". Y si hay algo que yo sé es masajear los pies, y lo hago a conciencia, y más aún, después de terminar toda la vuelta, se los masajeo con la boca. La pija se le re para cuando siente mi lengua contra las plantas de sus pies. Cuando le hago la espalda, dejo que sus dos pies se apoyen sobre mi cara, y ahí sigo con la adoración de sus pies y él los presiona contra mi cabeza y dobla los dedos de sus pies, como para agarrarme con los dedos y acariciarme también. Podría morir entre sus pies. Yo sé que quienes no sean fetichistas no lo van a entender y les pareceré un freak, pero no puedo evitarlo, está en mi naturaleza adorar los pies de un hombre atractivo, sentirme aplastado por sus plantas me pone en el cielo. No sé si todos los putos son así, pero que yo sea así me define como la clase de puto que soy, y define también mi compulsión a ponerme al servicio de los hombres y sus placeres. Y la verdad que, que este pibe tan lindo me haya encontrado a mí, entre todos los putos, para satisfacer su morbo de ser adorado desde los pies, me hace creer en los milagros. Si no son los pies, puedo adorar la pija, que es un buen sustituto, claro, así es con la mayoría de los que vienen a que les adore la pija, pero bueno, con este pibe se alinean los planetas del morbo. Y cuando le estoy adorando la pija, esta vez, a él ya lo tengo prendido de la mía, haciéndome esa paja suave que le gusta hacerme, con los ojos cerrados, flotando en su mundo. Pero tengo que discontinuar la mamada, porque está por acabar y queremos hacerla durar, así que vuelvo a besarle los pies, los huevos, la pija otra vez, hasta que él me vuelve a decir que pare y que vaya a los pezones. Creo que es la primera vez que me da indicaciones en medio del polvo. Ahí yo siento que la paja suave que él me está haciendo me va a hacer acabar, así que le digo que pare, por favor, que no quiero acabar y él me sonríe y yo le veo la sonrisa y me derrito y la pienso mejor y le digo, "no, haceme acabar si querés, está todo bien". Es que el chico este me gusta tanto que podría acabar por él. Yo nunca acabo. Nunca. No me hago la paja. No eyaculo. Acabo sólo en sueños, con poluciones nocturnas, y a veces pasan varios meses entre una polución y otra. Es el núcleo de mi práctica tántrica, no acabar nunca. Es un sacrificio muy grande el que estoy haciendo con este pibe, dejándolo pasar esa límite en el que yo también me dejo llevar por la excitación sexual. Estoy lamiéndole los pezones cuando él me agarra del tronco y me quiere llevar encima suyo. Yo me acuclillo a la altura de su abdomen, pero sin sentarme encima. Soy super flexible, después de todos mis años de yoga, y estoy casi doblado en 3 partes encima suyo. Él me sigue haciendo la paja y yo bajo un poco la pelvis para que mis huevos, cuando se sacuden por el ritmo que me da su paja, le golpeen la punta de su pija, que sigue al borde del lechazo. Y yo le doy besos en las tetas y en el cuello. Busco abrir mis emociones para que ver si le alcanza la fuerza vibratoria. Empiezo a mambear con el asunto de las vibraciones. De la conexión psíquica del polvo. Y él me empieza a dar besos en los brazos, en los hombros. Esquivándome la boca. Porque en la boca es amor, supongo, y esto no es amor. Esto es sexo puro, la conexión que se consigue con el buen sexo. Y como no es amor, no quiere besarme. Yo lo besaría. También me dejaría arrastrar por eso, ya que me estoy dejando arrastrar. Qué lindo que es soltarse. Pero él no quiere besos, porque no es amor. Eso está clarísimo. Aunque también puede ser que no quiera besarme porque no quiera besarse con un puto que se gana la vida haciendo petes. No sé por qué, no le doy vueltas, me gustaría besarlo, pero no le doy vueltos. Me dejo llevar y, cuando siento que estoy por acabar, le agarro su pija y los dos soltamos el lechazo al mismo tiempo. Se los juro. Soltamos el lechazo al mismo tiempo. Esto es un lugar común del porno. Lo de acabar a la vez. Pero en mi experiencia personal, no me ha pasado casi nunca. Acabamos a la vez. La puta madre. Yo no sé hacía ya cuanto tiempo que no acababa y los dos nos dejamos llevar al mismo tiempo. Ese momento del orgasmo en que quedamos ciegos por una fracción de segundo, temblando, lo atravesamos al mismo tiempo. Quedo sacudido por lo fuerte de la sensación. "Creeme que es la primera vez que me pasa esto en una sesión" le susurro, cuando recupero el aliento. Limpio la leche y le digo que se quede quieto. Voy corriendo a buscar un cuenco y me pongo a tocar una nota en el cuenco. No sé si lo hace vibrar a él, como me hace vibrar a mí, pero la toco varios minutos, quiero prolongar la impresión del orgasmo en mi cabeza, que siga resonando un poco más. Aprovecho la vibración del orgasmo para pedir un deseo, así, a corazón abierto. Es la ocasión ideal de la magia sexual, según los tántricos. Para él también ha sido algo fuera de lo común, porque se siente obligado a darme una propina, con una gran sonrisa. Supongo que el dinero que él me da es algo que lo tranquliza. Un extra por el buen servicio y ahí se acaban las consecuencias de los límites que cruzamos. Él sigue su vida de chico bueno, que andá a saber en qué consiste, y yo sigo con mi vida de puto público. Y bueno, qué le voy a hacer. Es la que me tocó. Bastante milagro es que me haya sucedido un encuentro así. Casi que tengo nostalgia inmediata, porque me doy cuenta que va a ser muy difícil que vuelva a tener una sesión así de buena con este chico otra vez. Si yo fuera el macho de la situación, el que se encarga de avanzar y volver a llamar, no lo volvería a llamar nunca, para no arruinar el recuerdo de este polvo con un polvo futuro, que seguramente no va a estar a la altura. Como las copas que se rompen después de un brindis especial. Pero lo dicho, yo no llamo, a lo sumo, si estamos en un chat, te digo hola ahí, pero llamar, no es lo que me corresponde. Así que me dedico a lo que mejor sé hacer, que es dejarlo ir. Dejo ir a este chico con el que acabo de tener el que posiblemente haya sido uno de los mejores orgasmos de mi larga vida de trolo atravesado de pijas. Me quedo en silencio, pidiéndole al universo deseos positivos con el corazón y la cabeza así de abiertos por el sexo. Deseo que mi vida de un cambio profundo, que todas estas pijas que me he comido durante tantos años tengan sentido finalmente y me lleven a una etapa nueva, superadora y feliz.
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