Cristina y el gato

Sigo insatisfecho. Ayer a la tarde me agarra uno por esta página. Que si estaba disponible pasaba en 5 minutos. Tarda un poco más. Me fijo en su perfil y hacía referencia a que le cabía el faso, así que le mando un mensaje diciéndole que si tenía estaba muy bien. Pero en el ascensor se me agretea, me saca el tema él, pero para decir que no, que estaba muy caro el faso. Después se me pone en bolas en la camilla y se tira para que lo sirviera. Me dice "te molesta si me pongo los auriculares y paso pantalla?", no, le dijo. Pero medio que, para adentro, me pongo a putear. El pendejo, además, se abre una lata de cerveza y se la pone a tomar mientras lo masajeo. La concha de la lora. Ponele un poco de onda. Qué mierda que son los chabones. Uno detrás de otro, impresentables todos. Y yo esperando excepciones, de ingenuo. Alguien con un buen polvo, que valga la pena y me haga sentir bien por ser puto y no simplemente sentirme un boludo, como me estoy sintiendo ahí. Así que le hago el masaje calladito, pero odiándolo todo el rato. Y bueno, dándole una oportunidad también, a que todo cambie de clave. El otro día, un tipo que me estaba cabiendo tanto como para irme hasta Caballito a ponerme a sus pies, se me tira para atrás, porque lee uno de mis relatos y le parece que yo soy un bardo. Que estoy con cualquiera. Y eso también me deja pensando. Cómo lo que para mí es tan normal, ponerme a los pies de tantos tipos, ser el puto de tantos chabones, vivir para servir, es algo tremendo para muchos chabones, acostumbrados a minitas fieles. Yo le contesté que, bueno, en tanto que me cuido y no me agarro ninguna venérea, me puedo comer las pijas que quiera. O las pijas que me quieran, en realidad. Porque lo que yo hago es decir que sí a los tipos que me quieren para laburarles la pija. No sé si podría alguna vez estar con un sólo tipo. Mi cuerpo es público en muchos sentidos. Si un tipo de estos quisiera tenerme de esposa, la esposa-puto, con la boca siempre abierta para satisfacerlo y el culo listo para recibir su leche. Bueno, no sé, me lo tendrían que proponder. Quizás lo hiciera. Pero ya no soy ese tipo de persona a la que se le propone esto. Soy la puta que se descarta por el camino. Si me lo propusiera un chabón que me importara no sé si podría hacerlo, pero tampoco es que se me haya presentado la oportunidad. Yo estoy para la joda. Aunque a veces me siento que se aprovechan, como con el pelotudo este que me niega un faso porque "está muy caro". La concha de la lora. El chabón es gordito, pero fibroso, buenos músculos, los gemelos los tiene de piedra, y un buen lomo. Le hago sentir la espalda cuando se la trabajo. En un momento, el pesado del pibe de seguridad, que tiene derecho a pete libre conmigo, me empieza a llamar por teléfono. Viene buscándome hace ya varios días para que le haga su pete, que es su derecho adquirido. Pero no me estuvo encontrando y se está desesperando. Pienso en atenderlo y así tener la excusa perfecta para sacarme al canuto este de encima, pero lo dejo sonar y le doy una chance más a este. Termino el masaje, pero medio que lo estoy echando. Onda, listo, ya tenés tu masaje, andate. El se agarra la pija y se la sacude, preguntándome con la mirada. "Querés que te agarre la pija?" le digo. "Y, estaría bueno", me dice. Se la agarro y se le termina de parar al toque. Linda pija. La verdad que, a ojos de buen puto, hay pocas pijas que sean feas. Tenía un problema que tienen a veces las pijas de la gente con panza y es que medio que se le hundía en los huevos, y eso es incómodo a la hora de mamar. Pero como la tenía bien parada se la podía chupar sin problemas. Se la puse a chupar con concentración. Una pija bien parada compensa muchos defectos. Luego de un rato el se decide a agarrarme la cabeza y me empuja la nuca contra la pelvis, para que entre bien al fondo. Se la sigo chupando hasta el fondo de mi boca. Me la banco. Tampoco es tan larga, así q mantengo un buen ritmo. Cuando se le empiezan a tensar los muslos, saco la cabeza y lo sigo con la mano un toque. "No me vayas a acabar en la boca" le digo. El está con los ojos cerrados, pasándola bien, doy buena mano. "No querés que te coja?" me dice. Yo le digo "bueno, sí, pero tengo que excitar antes". "Ah, no, entonces no" dice "seguila chupando, que está muy bien así". Yo se la chupo un poco más, pero lo pienso mejor y le digo, "mirá, pongámosle un poco de onda". Me desvisto en medio segundo y le indico "tocame las tetas así para excitarme". Y me las empieza a tocar bien, y se me empieza a parar. Porque a mí, si no se me para, no se me abre la cola. Pero si se me para la pija, mi cola se come la pija re lindo. Entra como en manteca blanda. Y el gordito me las está empezando a tocar bien. Pero se ve que no le cabe, a mi se me está parando la pija y abriéndoseme la cola, pero el chaboncito se cansa y se tira para atrás. "Se te bajó la pija", le comento. "Y, si me la dejás de chupar..." acota él. Se la vuelvo a chupar, dejando de lado la posibilidad de que yo la pase bien. Y cuando está a punto caramelo. Le saco la cabeza y lo termino rápido con la mano. Poca leche le sale. Lo limpio. "Y? cómo quedaste?" le pregunto. "Bien, bien, muy bien gracias". Lo piensa un poco y dice "ahora te voy a pagar, como vos querías", porque el masaje estuvo muy bien. Y ahí saca de la mochila un faso y me dice que él siempre convida pero que ahora todo el mundo le está sacando porro y que le queda poco. Así que arma un buen faso y nos vamos a fumar a la cocina. Nos colgamos un buen rato charlando, y con buena onda. Así que la tarde termina bien. Hablamos del pode de la naturaleza del poder, de Cristina y del gato.

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