El chico de la suerte
Acaba de pasar mi chico de la suerte. Fue medio mágico, porque hoy le había dado pista, finalmente, a un lumpen bastante cargoso, que me stalkeaba desde hacía semanas, pero, en vez del lumpen, apareció, media hora más tarde, este pibe. El clásico chico bonito. Cuerpo bonito. Todo bonito. Uno de mis primeros clientes, el que me hizo que me cayera la ficha de que no necesariamente iba a tener que trabajar sobre cuerpos y gente desagradable cuando empecé a dejar que, por pedido popular, mis masajes fueran más hacia lo erótico que hacia lo kinesiológico. A pesar de todo el tiempo transcurrido desde esas primeras veces, sigue siendo muy joven. Hacía bocha que no venía, y eso que yo se lo había recordado varias veces cuando lo veía en el foro. Y hoy, justo que me estaba dejando plantado este baboso, me mandó un mensaje diciéndome que estaba, por casualidad, en la puerta de mi edificio. Que si estaba libre para recibirlo. Sí, mágico. Un precioso en lugar de un baboso. Le hice solamente los pi...