un chabón del oeste

Aprovechó que tenía que buscar no sé qué repuestos por la zona y me preguntó si podía pasar. Olá a motor. Venía con la vaga idea de que le hiciera un masaje. Yo ya le estaba bajando los boxers, él estaba recostado en la camilla y no se había sacado ni el pulóver. Bueno, dale, como quieras, le dije, medio dudándola porque ya le había empezado a parar la pija. Él también la dudó: su pija se iba poniendo más dura. Bueno, dale, empecemos por ahí, concluyó, y se tiró hacia atrás, dejándose hacer. Me senté debajo de sus piernas y empecé a hacerle una paja suave, cuando ya la pude un tener durante un rato bien parada en la mano, ahí le metí cabeza, la pija en boca. Pija cortita, pero de lindo color, bien negra. Sus manos tenían dedos cortos y las veía con el rabillo de mi ojo, moviéndose sobre el pecho y en las caderas, buscando lugar donde agarrarse, hasta que finalmente me agarró de la nuca, para metérmela hasta el fondo. Con suavidad, indicándome. Yo aflojé la cabeza y lo dejé comandarme. Me apoyó la cabeza bien al fondo, apretándome contra su pelvis, y él vasculando adentro mío con su pija, que al no ser tan larga, no me atragantaba, pero sí me tocaba con la punta el fondo del paladar. Una sensación muy placentera, sentir el roce de la punta de la pija bien atrás, ahí justo cuando estoy a punto de tragármela. Después de unos momentos se quedaba quieto y me dejaba continuar, hasta que otra vez sentía la necesitad de cojerme por la boca él, a su ritmo. Apoyaba las manos en los costados y subía las caderas, para entrar y salirse de la boca. Hasta que me dice que pare, que iba a acabar. Y seguí con la mano, pero se le bajó. Me pidió que se la chupara de vuelta, pero yo le puse aceite y lo empecé a masajear con aceite, suavecito sobre el tronco de chota, y con movimientos envolventes sobre el glande, Acá el prueba, vuelve, no? comentó, riéndose un poco. Sí, asentí con la cabeza. La cosa empezó a pasar por la charla. Mientras le masajeaba la pija, el apoyaba la nuca en una mana y me empezó a preguntar.Que cuántas pijas me comía. Que si lo que hacía yo eran siempre petes, o si también me hacían la cola. Yo le dije que como casi siempre son héteros, lo que salían eran petes. Como yo que soy hétero, me afirmó él, muy contento, con familia. Los héteros prefieren los petes porque son más sencillos, se tiran ahí y dejan que trabajes encima de ellos. Para hacer una cola hace falta trabajar más, y tenerla bien dura. Así que no sale tanto, terminé de decirle. Pero te cojen igual, no? Me querés coger? Podemos probar. Bueno, así fuimos y venimos. Le dije que sí, cómo no lo voy a hacer. Me quedé en suspensor, bastante hecho harapos a esta altura, por qué no habrá un caballero que me quiera probar suspensores, en vez de las tangas que me traen de acá enfrente en Constitución? Le di mis instrucciones para que se me abra la cola, que me agarrara los dos pezones a la vez, con el pulgar y el índice de cada mano, y que los girara como a una perilla. Ese es el toque que hace que se me abra la cola, es instantáneo. No me pongo puta, me pongo re trolaza, y el culo se me empieza a abrir solo. Me senté al lado suyo y él me tocaba un pezón mientras yo le chupaba la pija, que se le había bajado. Qué manera de hacerme trabajar éste chabón, se la tenía que estar subiendo a cada momento, porque se le iba el morbo y se le bajaba. Me quiso coger en cuatro, pero cuando terminamos de acomodarnos se le había vuelto a bajar. El se quedó arrodillado en la camilla y yo sentado al lado suyo. Se la empecé a masajear por encima del forro, por la parte del glande y del frenillo, y él me empezó a dar en los pezones que llegaba cómodo. Y acá pasó algo copado y es que yo me volví a calentar inmediatamente con su toque en los pezones, y a medida que yo me iba excitando, su pija se iba a poniendo más dura en mi mano y yo ya ahí volaba porque lo de los pezones me pone en trance y le besaba su panza re caliente, no saben lo puta que me había puesto. Ahí me di vuelta otra vez, porque ya la tenía dura y me empezó a dar en la cola. No me agarró de las tetas mientras me cojía, tenía cosas más importantes que hacer, como agarrarse de cadera para estabilizarme la cola y manejar él la resistencia que yo le pudiera dar cuando él se impulsaba desde la pelvis, para métermela ya. Muy de entra y saque instantáneo, quería. Cero entrar despacito y hasta el fondo la primera vez. Igual yo ya había quedado re abierto, con el precalentamiento, y me empezó a dar rápido en cola y yo me sostuve contra la pared hasta que acabó. El forro salió limpito por fuera y lleno de leche por dentro. Un éxito. Nos quedamos charlando de su beba recién nacida. Y de una amante re morbosa, a la que también le hace la cola, y que no deja de enviarle fotos hot mientras nos estamos vistiendo. A ella no la calienta tanto garchárselo a él, como poder llamarlo cornudo a su marido. Fetiches que todos tienen. Yo he tenido más raros.

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