Un cheto choto
No sé por qué me cayó tan antipático. No es porque me hubiera ratoneado el arancel. Porque mil tipos me lo han hecho y eso no ha quitado que me cayeran de 10. Este me hubiera caído mal aunque no me lo hubiera ratoneado. Es que el tipo era igual a Macri! No. No. Todavía no puedo reaccionar del asco. Lo posteo sólo en este foro, porque en el otro portal seguro que lo lee y se ofende. El tipo venía que sí que no conmigo desde hace años. Recuerdo que en algún momento tuve el deseo intenso de que viniera a atenderse conmigo. Es esa diferencia entre foto y persona que a veces resulta catastrófica. Si le hubiera visto esa cara de comadreja de ojos azules macrista seguro que no me daba. Pero esa cara horrible siempre la tenía tapada. El cuerpo no estaba mal. Era cuerpo de rugbier. Y no tengo nada contra los rugbiers. Ni contra los chetos en sí. He tenido rugbiers y chetos que me ha re calentado servir. Pero esto, boludo, era como chuparle la pija a Macri. Igual, vieron, cuando chupo una pija todo medio que se difumina y los pecados son perdonados. Y me calenté bastante mientras se la chupaba. Era una pija interesante de tamaño, bastante larga, pero repulsiva en la forma, la cabeza chiquita, después se engordaba debajo del glande y más abajo se hacía finita finita, era como un tallo a punto de quebrarse. Muy impresionante. Estaba un poco curvada hacia abajo, así que si el choto éste me la empujaba en la boca se metía solita en la garganta. Eso estaba bien. Y su acento. Boludo. La papa en la boca. Era el gato Macri dando un discurso. Muy desagradable. El cuerpo también. Todo peludo. Pero peludo feo. Peludo blancuzco, onda Gollum. Los serratos deformados, sobre trabajados, sin proporción con el resto del cuerpo. Como que se cuelga en una máquina de pesas en un gimnasio de zona norte, se pone a escuchar a algún locutor garca por la radio y se manda a moverse como un hamster en su ruedita. Un asco el tipo. Igual, en un momento me calentó, porque cuando se decidió a garchar, se apuró y ahí me sentí que era re otra de las putas a las que él iba y eso a mí me excita en sí. Así que la disfrutaba. Pero no terminaba de entender lo que quería, había como una grieta, jajaja, lo odiaba. Pero no es nada con los macristas en sí. Me garchan macristas todos los días y la paso bomba. Era este rubgier cheto, con acento de papa y cara del hijo de re mil chetas de Macri, que me caía para el orto. Una cuestión energética. Y mascaba chicle todo el tiempo. Un boludo. Me quiso garchar. Incluso me tocó la cola bien, me sacudía la mano sobre el prolapso, como si fuera un clítoris, pero yo no sabía qué hacer. Porque me puso contra el dintel de la puerta, de la misma manera que otro cheto, hace un año también me había puesto, un cheto sojero, recién venido del campo, con acento paisano, pero ese cheto sojero me re calentaba, era un hombrón, este, en cambio, no, tenía esa cosa repulsiva del gato Macri, de no parecer hombre suficiente. Eso era, este tipo era un hombre inferior. Yo me consideraba superior a él todo el tiempo. Por cheto. Por boludo. Por canchero. No me hizo la cola al final. Me preguntó cómo pensaba que veníamos de tiempo. Le dije que ya llegábamos a la hora y se fue corriendo después de acabarme en el pecho, no fuera cosa de que tuviera que pagar un extra.
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