Paraguayito bestia
Veintilargos. Petisito. Mal manejo del español. Por celu se quiere asegurar de que, con el masaje, va a recibir una chupada de "pija, de vola y de cola" y también que me va a poder hacer la cola. Cuando viene está preocupado porque le pidan documentos en la puerta del edificio. El único masaje que quiere es el de espalda. La tiene hecha bosta. Sólo pasarle las manos le hace doler. Lo masajeo en la medida que puedo y trato de aliviarle la vida, el pibe es ayudante en una carnicería, debe cargar reses todo el día. Le empiezo a tocar la pija y le digo "todo esto me vas a querer meter en la cola? qué grande!". Al escucharme decirle esto se le empieza a parar. El pibe está que no da más de leche. Linda pija en serio. Los paraguayos tienen buenas pijas. Y cadencia. Los paraguayos se saben mover. Este casi no me habla, yo le hablo para hacerlo hablar, porque lo noto nervioso e impaciente. Pero me contesta con monosílabos. Pero la pija responde de maravillas, una dureza proverbial. Erección excelente. Así da gusto servir. Se la chupo un rato hasta que recuerdo mi promesa de chuparle también "la vola". Desenfundo la pija de la boca y le digo de hacerlo, él me asiente con la cabeza y yo empiezo a darle, no están muy duras. Otro pendejo que se mata a pajas. Se debe haber pajeado antes de venir. Cuando le chupo las bolas pasa algo y es que empieza a mover la pija contra mi cabeza, sin tocársela. El comanda, desde allá arriba, que la pija se mueva hacia mi frente y se aplaste ahí y la pija obedece. Hay tipos así. Con ese dominio admirable de sus pijas. Entiendo eso como una insinuación para que se la vuelva a chupar. Cuando lo hago el empieza a moverse dentro de mi boca, con las caderas y a empujar la pija más adentro. Como está curvada hacia arriba, no pasa hasta la garganta, pero él insiste. Vuelvo a desenfundar y le propongo la posición invertida de garganta profunda. Esta pija tiene el tamaño y el grosor exacto para que me pase bien hasta allá atrás. Me pongo en posición, parado con mis pies junto a sus hombros, mi culo medio metro arriba de su cabeza, así que puede verlo bien y mi cabeza ensartada en la garompa, que entra, tal como lo había pensado, a la perfección. Es un gusto cuando una pija me entra tan bien en la garganta. Tengo una sensibilidad especial allá atrás y, una vez, en un gang bang, cuando me penetraban al mismo tiempo que le hacía la garganta a otro, llegué a tener un orgasmo ahí en la garganta. Nunca más lo tuve. Pero sé que mi cuerpo es capaz de tenerlo. Funciona como los orgasmos anales. Tiene que acompañar el orgasmo genital para que se produzca. Ahora, aunque no espere tener otra vez el orgasmo en la garganta, me gusta mucho sentir cuando la garganta se abre para darle paso al glande, y esta pija entraba re bien. El pendejo también la sentía re bien porque, cuando entraba, me apretaba fuerte la cabeza con los muslos, para que no me moviera, y empujaba duro con la cadera para que entrara un poco más del tronco hasta allá atrás. Por unos instantes pensé que iba a morir así, asifixiado entre los muslos de un pendejo, con una chota tapándome la garganta. Una muerte digna de mí. En acción. Pero empujé hacia atrás y me zafé, para volver a respirar. Ahí el pibe saltó de abajo mío, se paró y empezó a revisarme los cajones. "Qué hacés?" le digo "qué buscás?". El pibe, monosilábico, pero sonriente "los preservativos". "Esperá, están acá" los saco de abajo de la cama. El chabón se para encima de la cama y me muestra la pija. Se la unto de gel, lo masturbo, le pongo el forro y más gel, arriba, lo masturbo. "En qué posición me querés garchar?" le digo "no querés acostarte y que yo me siente encima?". No no, me niega con la cabeza, ni siquiera me lo dice. Así que me paro yo también encima de la cama, le doy la espalda, le agarro la chota y me la enfilo frente a la boca del culo. Cuando la siente en la puerta, el muy bestia va y empuja fuerte. Como para meterse de una. Me hace ver las estrellas. "Pará, le digo, me estás destrozando!". Lo quiero sostener, para que no me penetre tan rápido, pero me sopapea las manos para que lo suelte y sigue empujando. Esto es dolorosísimo. El pibe es una betia en serio, cero consideración con el puto. Yo estoy que me pongo en puntas de pie y que salto hacia adelante en cada empujón suyo, "esperá zarpado, esperá que se me abra!". Pero no hay caso. Me agarro fuerte de la pared de enfrente. Ahí el pibe me pide "ponete en cuatro" y la saca. Alivio. Miro atrás y veo que el forro está un toque manchado en la punta, rápido, le digo "uh, mirá, está manchado el forro, esperá que lo cambio". En realidad es una táctica para ganar tiempo y que el culo se relaje un toque, mientras le cambio el forro. Son unos 20 segundos, pero al culo le sirve para reaccionar. Una vez que está puesto el 2do forro y me la vuelve a poner en la nueva posición, conmigo en cuatro patas, ahí la pija entra bien y él puede darle duro y salvaje, como si estuviera cojiéndose la concha de su vecinita en Paraguay. Me agarro de los bordes de la cama, porque me está dando bien duro. El avanza encima mío, camina hasta quedar bien encima de mi culo y ahí me vuelva a dar, ahora fuertísimo, a una gran velocidad, que empiezo a disfrutar seriamente. Estos paraguayos, la puta madre, que bien que se mueven. Pero acaba al toque, le chupa un huevo que yo disfrute. Acá el que quiere disfrutar es él. Y bueno, está en su derecho. Yo soy el puto y no me puedo quejar. Saca la pija al toque de acabar, se enjuaga en el baño y se va, sin decir mucho más, casi que ni se despide. Literalmente, fui su depósito de semen. Y saben qué? Estuvo bien que fuera así. Ese es el lugar que me corresponde y lo agradezco cada vez que sucede, porque me hago cargo de que soy un puto, me hago cargo que mi destino, mi lugar en la sociedad está en el servicio humilde a los hombres. Yo me desubico al querer hablar, cuando lo que tengo que hacer es abrir la boca o poner la cola y ya. La vida es mucho menos complicada de lo que queremos hacer de ella.
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