Lo aprendí en Mumbai
Un jubilado yanquee, que vino por Grindr. Yo que me quejaba de que ya no podía levantarme gringos. Está retirado en San Francisco, una de las ciudades más caras de USA. Así que debe estar lleno de guita. Mientras lo masajeaba le miraba el rostro y es claramente perceptible que, en su juventud, debe haber sido muy muy bonito. Qué cosa atroz es el paso del tiempo. Todavía queda algo de rubio en su pelo. Yo le gusto. Cuando tomo sus manos, las suyas comienzan a temblar de deseo y responde a cada una de mis maniobras. Está tan entregado que hasta llego a lamerle las axilas. Tengo que usar bastante aceite para masturbarlo, porque, como la mayoría de los yanquis, está circuncidado. Lo hago acabar presionándole el esfínter con fuerza, pero sin entrar. Eyacula poca leche, pero se sigue sacudiendo con espasmos violentos mientras yo combino la presión en el esfínter con un estrangulamiento en la base de la pija. Le hago sonar un cuenco desde los huevos, subiendo hasta la coronilla, para darle un final inspirado a la sesión. Después yo me recuesto encima suyo y le descargo todo mi peso, y él es feliz. Nos quedamos hablando un rato. Me dice que se nota que yo también lo disfruté. Y yo le digo: me gusta lo que hago. Me habla también de un grupo en USA que entiende el sexo como lo practico yo: body electric. ¿Dónde aprendiste? me pregunta, lo tuyo es único. En Mumbai, le digo. Mientras bajo a abrirle la puerta me sigue hablando acerca de la buena conexión que tuvimos.
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