Mitos y realidades de la eyaculación precoz
Nacho llega a través de Mercado Libre. Un anuncio puesto en código para que no lo levanten los moderadores. Es un adulto joven. Morocho flaquito, porteño típico. Pintón. Me da morbo que se esconda de la novia para mensajearme. Llegamos a un acuerdo de reducción de tarifa a cambio de que contrate el servicio en la página, por un precio simbólico, y deje un buen comentario, para subirme el algoritmo. Se le para la pija al toque, cuando le empiezo a trabajar los túneles carpianos, pero evito tocársela, para prolongar la expectación, hasta que él mismo hace referencia a que se le está yendo toda la sangre a la pija. Tiene sectores de decoloración, como con vitiligo. Sigo con los pies igual, aclarándole que, sólo tiene que pedírmelo para que deje los pies y suba hasta la pija. Eso recién sucede cuando comienzo a besarle un metatarso. El levanta la almohada para verme mejor, mete un par de sus dedos en mi boca y ahí me hace un gesto, sin palabras, para que suba hasta la pija. Muy canchero. Quiero lamerle el frenillo, pero está apurado. Me agarra de los lados de la cabeza y me la meto entera. Me guía con suavidad arriba y abajo de la pija y la saca rápido, para masturbarse él mismo hasta la eyaculación. Leche espesa y blanca. Esto sucede a los 10 minutos de la sesión aproximadamente. Sigo un rato más en los pies, pero él se va corriendo al laburo. Supuestamente porque vibra el celu, pero es un claro camelo. No creo que vuelva. Hay que ver si cumple su palabra en relación al comentario positivo en la página. La relación arancel ganado, tiempo gastado se inclina, de cualquier manera, claramente a mi favor.
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