Un viejo de mierda
Hoy vino un viejo de mierda. Que ya lo tenía banneado, porque había venido una vez y me había acabado en la boca. Después había querido volver pero le dije que de ninguna manera, ni pagando más. Esta vez, que estoy en faceta recaudadora, le volví a dar cabida. En parte porque me dijo que se había operado la próstata y que ahora tenía eyaculación retrógrada. En varios momentos me arrepentí de haberlo dejado venir otra vez. Ni bien escuché su voz en el portero eléctrico sentí repulsión inmediata. Cuando fui a abrirle la puerta la sensación aumentó. Abogado era. La piel horrible, como de cadáver. Las uñas llenas de hongos. Y la onda. Mala onda. Violento. Primero pude acomodarme encima de su espalda y disfruté haciéndole doler y salió mi costado sádico y se me re paró la pija. Pensé que la iba a pilotear por ese lado. Pisándole la cara y haciéndolo acabar así. Por un momento temí que le fuera a dar un paro cardíaco. Ya me lo imaginaba convertido en cadáver. Y para no verle la cara de muerte le planté el culo encima de la jeta y así estuvo lamiéndome un rato el orto. Pero no quiso seguir así. Me dió vuelta y me pidió que me quedara de espaldas culo arriba. Me la quería meter, pero la garompa le quedaba siempre fláccida, no le pasaba de gomosa. Me gruñía "ese culito de putito todo cerrado que tenés. Estás estrecho putito". Pero era porque nunca se le terminaba de parar. Qué viejo de mierda. Y me metía dedos en la cola mientras se pajeaba. Por un momento salí de mi rol pasivo para hacerle poner un guante y volví a mi postura de espaldas, arqueándole la pelvis hacia arriba cuando me pasaba los dedos y retrotrayendo la pelvis hacia abajo cuando quería apoyarme con la pija, de modo que se resbalaba. "No querés que te cabalguen, putito. Pero ya te voy a domar" me gruñía. Y me volvía a meter dedo y yo cerraba los puños cada vez más furioso. El viejo de mierda me la quería meter sin forro, decí que yo ya notaba que era pura espuma y que nunca la iba a tener lo suficientemente dura. Me lamía el cuello y me besaba las orejas y seguimos así un rato, el queriendo meterla y yo haciéndosela resbalar. Hasta que se desplomó rendido encima mío y me dijo "yo te la podría meter sólo si vos quisieras". Y yo le dije "no quiero que me la metas". Ahí se calmó un toque. Me abrió el orto con dos dedos para mirarme adentro mientras se pajeaba y después cuando me volvió a apoyar yo volví a arquear la pelvis, pero más hacia arriba, de forma que la pija presionara contra la base de mi sacro y recién ahí acabó. Sin leche, por supuesto. Lo de la eyaculación retrógrada era cierto. Quedó contento el viejo, se tiró unos momentos sobre la almohada y dijo un lugar común con aire de sabiduría "lo bueno si breve, dos veces bueno". "No tan breve, fue una hora" le dije yo, pero ya con mejor onda. Tipo sornástico. Qué viejo de mierda.
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