un chabón del oeste
Aprovechó que tenía que buscar no sé qué repuestos por la zona y me preguntó si podía pasar. Olá a motor. Venía con la vaga idea de que le hiciera un masaje. Yo ya le estaba bajando los boxers, él estaba recostado en la camilla y no se había sacado ni el pulóver. Bueno, dale, como quieras, le dije, medio dudándola porque ya le había empezado a parar la pija. Él también la dudó: su pija se iba poniendo más dura. Bueno, dale, empecemos por ahí, concluyó, y se tiró hacia atrás, dejándose hacer. Me senté debajo de sus piernas y empecé a hacerle una paja suave, cuando ya la pude un tener durante un rato bien parada en la mano, ahí le metí cabeza, la pija en boca. Pija cortita, pero de lindo color, bien negra. Sus manos tenían dedos cortos y las veía con el rabillo de mi ojo, moviéndose sobre el pecho y en las caderas, buscando lugar donde agarrarse, hasta que finalmente me agarró de la nuca, para metérmela hasta el fondo. Con suavidad, indicándome. Yo aflojé la cabeza y lo dejé comandarme. ...